Me predispongo a realizar algo que me gusta. Pero no sé ni cómo comenzar ni que intento mostrar. Miles de pensamientos rondan por mi cabeza y se sienten liberados, pero mis sentimientos siguen enjaulados. Por ello busco maneras de poder abrir la jaula de mis sentimientos para que vuelen hacia vuestros oídos. Soy un autentico especialista en esconderme sin saber guardar silencio y amigo inseparable de los bullicios que forman las ideas. Por ello lucho día tras día en esta gran obra de teatro que es la vida, que no permite ensayos y, desde mi punto de vista, se resiste a cerrar el telón. No sé si seré optimista pensando que conseguiré los deseos que busco, pero sí que sé que no soy un pesimista porque no tengo una excusa.
Para conseguir todos los objetivos que me marco intento aprovechar eficázmente lo que el pasado me enseña. Y pienso siempre que el pasado está en mis pies, el futuro en mi cabeza y el presente en mis manos. Con estas ideas, sé que soy yo el que debo manejar el presente, para así luchar por unos princípios personales, porque vivir con unos conseguidos por los demás no tiene merito alguno. El principal consejo que me doy, para que no decaer en esta lucha diaria, es que nunca he de tirar la toalla porque luego tendría que lavarla. Y si necesito una herramienta para realizar todo esto, puedo utilizar el sentido común, que es el menos común de los sentidos.
Puede que mi punto de vista sea un poco utópico. Pero dos personas pueden mirar la misma cosa y ver algo totalmente diferente. Tengo claro que si quiero comprender gran cantidad de cosas que ocurren en esta sociedad es más necesario estudiar a esta que a los libros, pues estos últimos simplemente tienen coherencia dentro de un contexto sociocultural concreto. Por otra parte, tengo aceptado que soy un ser social y que formo parte de ella constantemente. Por lo tanto, como soy una célula más de un cuerpo social, aborrezco el aislamiento, pero necesito mis momentos de soledad.
En muchas ocasiones, al intentar luchar por algo, tengo miedos. Pero debo vencerlos para que la vida siga abierta a nuevas experiencias. Por eso, en determinadas ocasiones, dudo si el recuerdo conoce cuáles son las cosas que pertenecen al olvido. Porque siempre aparece el miedo cuando menos lo espero y necesito.
He de indicar que me he tropezado más de una vez, pero no estoy deprimido. Porque si estuviera deprimido como la mitad de los mortales no sabría sonreír. Por esto es posible que siempre me veáis con una sonrisa en mi rostro. A parte que pienso que en la comisura de unos labios sonrientes es donde mueren unas lagrimas de tristeza.
Como conclusión diré que muchos me consideran un loco por el mero hecho de que busco el progreso, ya que me encuentro insatisfecho con lo que hay. Estoy insatisfecho con lo normal, esa ficción estadística meramente instrumental. Además creo que contradecir la “normalidad” no es tan malo, pues en la contradicción esta la evolución. Pero, lo peor de todo, es que en mi lucha por el progreso me ha tocado y me tocará esperar en sitios no muy confortables por haberme adelantado en el camino o haber cogido uno diferente. Pero seguro que en esta espera estarán mis amigos, porque aunque conocen mis límites ellos buscan también mi progreso.
P.D. Texto escrito para presentación en el curso de monitores, en el año 2006.
Enhorabuena!! Estupendoooo. Tengo que compartir muchas cosas de por aquí . La toalla, el sentido del humor y camino al andar… Mucha suerte.