¿Cuáles son las posibilidades de autoempleo en Trabajo Social? ¿Esta vía tiene varios caminos? ¿Estas alternativas se desarrollan en compañía o en solitario? Estas cuestiones son las que se resuelven en el post de hoy, en el que planteo 3 nuevas salidas profesionales que podrían agruparse en la vía del emprendimiento.
Retomando el tema
La semana pasada publicaba un post sobre las nuevas vías de empleo que podrían existir para el Trabajo Social. Me centré, además, en las relacionadas con una posible contratación por cuenta ajena.
Claro está, esas vías no se quedan en las 2 posibilidades que planteé: los espacios de RSE / RSE / Fundaciones de Empresas o las Empresas (“no sociales”). Siguiendo el criterio de espacios y caminos profesionales también hay otras posibilidades.
Estas otras posibilidades se podrían agrupar en una idea: el autoempleo en Trabajo Social. Generarse propias posibilidades de trabajo de diferentes maneras. O, lo que es lo mismo, la vía del emprendimiento, que puede verse reflejada en diversos caminos concretos.
Posibilidades de autoempleo en Trabajo Social
Como decía antes, esta vía del emprendimiento o el autoempleo en Trabajo Social, nos ofrece varios caminos concretos. Porque no siempre emprender un propio proyecto laboral ha de tener la misma forma y planteamiento. Así, nos encontramos con 3 posibilidades:
EMPRENDIMIENTO COLECTIVO
La primera posibilidad se refiere al autoempleo pero desde la creación de un proyecto grupal, colectivo. No sería en este caso emprender en solitario, sino hacerlo junto a más profesionales. Así, se formaría un equipo de trabajo que ponga en marcha un proyecto emprendedor.
Decir que el aspecto de hacerlo en compañía no implica que deban ser todos de Trabajo Social. Resulta muy importante abrir miras e investigar que perfiles profesionales son necesarios, importantes y positivos para poder sacar adelante la idea. Aunque si suele ser habitual partir de equipos multidisciplinares con profesiones afines (Psicología, Logopedia, Educación Social…).
Esto no quita que también puedan ser de otros campos y sectores relacionados (Medicina, Fisioterapia, Enfermería…), en aquellos proyectos que lo requieran (como un Centro de Día para personas mayores). Incluso, de profesiones que podríamos considerar alejadas (Derecho, Informática, Ingeniería…), si el emprendimiento lo necesita (se quiere desarrollar un app, por ejemplo).
En última instancia, indicar que la forma legal puede ser muy variada. En cada caso, hay que investigar las más adecuada y factible. La clave está en que sea una entidad, que desarrollará su labor bajo una marca corporativa. Con ello, podemos encontrarnos con cooperativas, asociaciones o empresas. Y esto lo incluyo como autoempleo porque, al fin y al cabo, cada miembro del equipo se genera su propio puesto de trabajo.
EJERCICIO LIBRE
Este caso del Ejercicio Libre del Trabajo Social (siguiendo las definiciones de ATSEL y EM-Social) se refiere a ejercer la profesión desde un carácter privado. Es decir, ofreciendo servicios profesionales y llevando a cabo labores propias de la disciplina. De esta manera, además, el trabajo se desarrolla en un marco de independencia laboral y no subordinación.
En este tipo de emprendimiento se trabaja por cuenta propia, lo que suele conllevar una forma legal de autónomo (otras formas legales suele ser raro). Y, por otra parte, el desarrollo del negocio puede ser bajo una marca personal o marca corporativa, indistintamente. De hecho, dependiendo de los servicios casi puede resultar más oportuno lo segundo.
Algunos ejemplos de servicios podrían ser realización de peritaje social o informes sociales, gestión de ayudas sociales (como la dependencia), la mediación, la atención clínica / terapéutica (a personas o familias) o la orientación laboral. Incluso, podría incluirse el Trabajo Social de Empresa, si la relación con la entidad es mediante un contrato mercantil.
FREELANCE
Esta vertiente de autoempleo en Trabajo Social puede parecer similar a la anterior. Pero, a mi entender, nada más alejado de la realidad. Este planteamiento surge desde haber observado como es el autoempleo de algunas otras profesiones, como el del diseño gráfico y web, la ilustración o la gestión de redes sociales.
Así, podría decirse que ser freelance es, bajo la forma de autónomo, ofrecer un perfil profesional específico, con una serie de conocimientos, habilidades, experiencias… Estas demarcan tu valor añadido y los posibles roles que podrías ejecutar dentro de un proyecto. Por lo tanto, no ofrece servicios, como el ejercicio libre. Y, normalmente, en este caso si se desarrolla el negocio bajo una marca personal.
Teniendo en cuenta esto, como freelance lo que haces es ofrecerte a diferentes tipos de empresas y entidades, buscando generar sinergias colaborativas o para encargarte de ciertas áreas concretas (la famosa externalización). Como ejemplos, podría decir encargarte del área de comunicación, colaborar en proyectos de RSC / RSE, llevar a cabo una consultoría social a una tercera entidad.
De este camino, hay un hecho curioso. Creo que es el menos desarrollado y planteado. Pero considero que en nuestra profesión es una manera de romper las dinámicas del mercado laboral habitual. En el fondo, es dar una vuelta de tuerca a la búsqueda activa de empleo y a la autocandidatura. Porque lo que haces para conseguir “clientes” es similar. Pero aquí tiene esa perspectiva de emprendimiento que te hace tener algo más la sartén por el mango.
Resumiendo las nuevas salidas profesionales del Trabajo Social
Tras los 2 posts sobre el tema, resulta oportuno hacer un resumen. Ver todas juntas las nuevas salidas profesionales del Trabajo Social que he planteado. Para ello he realizado la siguiente infografía, que podéis descargar, guardar y utilizar como estiméis (está bajo Licencia CC-BY-SA, igual que el resto de material de mi web)
Unas conclusiones para cerrar el tema
En primer lugar, sobre lo planteado en el post de hoy, resulta casi primordial comprender que emprender es una opción que trasciende más allá de tener un trabajo. Apostar por este camino, como bien indican Raya y Caparros (2013, p. 349), “no es solo una alternativa laboral frente a la dificultad para acceder al mercado laboral “tradicional” de los trabajadores sociales, sino es sobre todo una búsqueda de realización profesional”.
Por otra parte, con las salidas profesionales planteadas, si queremos que se tomen en serio (tanto dentro como fuera de la profesión) me es inevitable pensar en la necesidad, casi obligada, de dar un paso al frente y tomar la iniciativa. Concretamente, creo que el timón se ha de tomar desde las 3 instituciones que la “representan”: Universidad, Colegios y Consejo.
Este timón, por supuesto, se ha de llevar junto a los y las profesionales que ya han iniciado camino en estas vías (especialmente las de emprendimiento). Sobre todo a las entidades creadas para tal fin (que ya he mencionado). Y tienen que tenernos en cuenta y escucharnos porque sabemos de primera mano sobre el tema.
Añadir que este planteamiento de 5 nuevas vías de desarrollo profesional, puede ser útil y un buen punto de partida. Pero resultaría muy oportuno (incluso necesario), trabajar por una mayor y mejor concreción de nuevas alternativas.
Por último, no puedo cerrar sin decir que para que esto se consiga resulta necesario que la disciplina se repiense así misma. En definitiva, el Trabajo Social debe incluir las nuevas salidas y el emprendimiento en su marco teórico y metodológico. Solo así conseguiremos que estos caminos lleguen a la meta.
[Imagen destacada: basada en «Infografía vectorial sobre educación». Fuente: Freepik]