Un intenso día de Arte Inclusivo. Muchas frases e ideas que dan para reflexionar y debatir largo y tendido. Una oportunidad de disfrutar de muchas y buenas propuestas que conjuntan Arte y Discapacidad. Una labor que deja un aprendizaje que seguro será útil en el futuro. Todo esto es lo que ha significado para mí el DYA F 2015 de la FNAD.
Hoy toca post de compromiso. Primero post desde una perspectiva diferente a los que hasta ahora he desarrollado. Porque ayer se celebró un evento que ya anuncié por aquí, y que me había comprometido a cubrir como blogger colaborador. Así que llega el momento de volcar y dejar aquí una pequeña crónica de lo que ha dado de sí esta jornada. Y esto será, solo, una primera parte, ya que he recopilado material para otro post más.
Arranque musical y protocolario
La jornada del #DYAF se abrió con la una «ruidosa» actuación de Asprona Timbals. El hall de entrada de Matadero y, posteriormente, Intermediae se llenó de buena y animada música gracias a este grupo de batucada venido de Valencia, compuesto por personas con y sin discapacidad. Una propuesta con la que hice contacto personalmente y espero en algún momento publicar algo sobre ellos, porque tienen muchas cosas interesantes que contar.
Llegado el horario programado, se procedió a la inauguración oficial. De todas las intervenciones quiero destacar la de Abel Martín (Director General de AISGE). Dejó algunas aportaciones, como que «la imaginación nos pertenece a todos, tengamos o no discapacidad», la necesidad de dignificar el aspecto intelectual del arte integrador y que «sólo a través del arte se puede transformar la sociedad».
Algunas reflexiones del DYA F
Una vez acabado el acto protocolario, tocaba el turno de la mesa redonda de proyectos innovadores. Comenzó la iniciativa «Segovia Incluye». Esta surge desde la Concejalía de Cultura de esta localidad y resalto el hecho que auditará la accesibilidad de espacios culturales públicos para asegurar la inclusión de la diversidad.
También conocimos el programa «El Prado para todos». De este me quedó con el aspecto que resaltó «que tiene una alta demanda, pero no pueden llegar a todas las peticiones». Esto me hizo cuestionarme (y lanzar la pregunta en público) si era una cuestión de financiación o de personal. La respuesta fue que «había falta de tiempo», lo que no terminó de darme por satisfecho, ya que quizá con más personal habría más tiempo… Pero, quizá, no hay más personal por falta de financiación. En resumen, considero que es la pescadilla que se muerde la cola y que, de alguna manera habrá que cortar.
Siguiendo, pudimos conocer una interesante iniciativa invitada desde Francia. Concretamente el proyecto del Plazerrekin Festival. Este evento, celebrado en la localidad de Urt (ubicada en el territorio vascofrancés, de ahí el nombre del festival), surge desde un servicio de centro residencial (Hogar de Vida lo llamaba su representante). En él se utiliza el arte para socializar a los residentes mediante la vida cultural y artística, buscando ser nexo de unión entre lo interno y externo del centro.
Así, este festival busca dar un impacto de visibilidad mayor. En su desarrollo están implicadas las personas con diversidad, tanto en labores de organización como sobre el escenario. Decir, además, que esta iniciativa se mantiene con fondos privados, algo que han defendido y buscado desde el inicio para así tener mayor libertad de decisiones.
Cerró la mesa Damián Alcolea. Este actor y escritor de la novela «Tocados«, tiene TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) y nos invito a mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta que «no es posible ser iguales, porque todos somos diferentes». Compartió que, desde la adolescencia, el teatro y el arte eran su válvula de escape, aunque fuera solo por unos breves momentos. Y que, en cierto momento, decidió que quería visibilizar su trastorno para romper el estigma, por eso se lanzó a dar charlas (incluso ha participado en TEDx) y escribir la novela (basada en sus propias experiencias).
Posteriormente, tras algunas actuaciones, pasamos a las mesas de trabajo. En mi caso, me quedé en la de Artes Escénicas (frente a Artes Plásticas y Artes Musicales y Visuales). Esta elección vino porque era la que más de cerca me tocaba, ya que mi trabajo artístico y social va más en esta línea. Sobre esta parte de la programación hay bastantes reflexiones que me dan para un post aparte que publicaré en los próximos días.
Disfrutando de arte (y valorándolo)
Por la mañana tuvimos la oportunidad de ver las primeras actuaciones. La primera fue la Cía. Paladio Arte , que nos mostró parte de su trabajo «Nadie». Esta es una propuesta con una potente puesta en escena y vestuario en la que todos los integrantes tienen un papel «protagonista» en algún momento de la obra. Y cuyo protagonista (Juan Antonio Martin) resultó ganador del «Premio Tu Escena a mejor interprete». Además, vimos una muestra de «Canto a la Libertad» de la Cía. Sindrama.
Por la tarde, llegó el turno de La Rueda Teatro Social (muy conocidos por mí) que, con Alejandro Herrán como representante, contó y mostró cómo el Teatro (específicamente el Teatro Foro) puede convertirse en una herramienta de transformación social. Decir que valoro muy positivamente esta presencia, porque considero aportaron algo que les podía ser muy útil a varias de las compañías que estuvieron presentes en el DYA F.
Acabamos la jornada con las diversas actuaciones de las compañías que se presentaron al «Premio Tu Escena». Esta parte tuve que verla muy detenidamente y con un ojo muy crítico. La razón era que formaba parte del jurado de dicho concurso, por lo que tenía que hacer una valoración de las diferentes propuestas mostradas, para luego ponerla en común con las otras 2 miembros del jurado.
El premio al mejor interprete ya he comentado a quién se le otorgó. El de «Mejor Compañía» fue para la Cía. La Integral Psicodanza (de Jaén) con su propuesta «Lumen», en la que el uso de objetos está muy bien integrado y ejecutado, desarrolla altamente la expresión de todos los bailarines y bailarinas (con y sin discapacidad) y su puesta en escena capta fácilmente tu atención por el uso de la luz (especialmente con linternas).
Para culminar, quisiera hacer una reflexión sobre la labor de jurado. Resultó ardua y compleja, pero de mucho aprendizaje. Estos premios hizo que a los 3 miembros que componíamos el jurado nos haya hecho plantearnos la necesidad de unos criterios específicos a la hora de valorar y «puntuar» propuestas de Arte Inclusivo. Y estos criterios, considero pueden ser muy útiles para la FNAD, incluso cómo para difundirlos a los programadores y que tengan una referencia a la hora de hacer su labor cuando reciben propuestas de este tipo.
[Imagen destacada: Foto obra «Sala de espera», de Jesús Vidal]