La historia de cómo hice una foto y gané un premio. Un premio, que al recogerlo tuve la oportunidad de dar un discurso. Un discurso en el que defendí una idea. Una idea por la que comparto lo ocurrido en forma de historia. Esta circularidad da como resultado este post sobre el Premio de Fotografía Social de Castilla La Mancha, del que fui ganador con la “Mejor fotografía”.
Conociendo el Premio de Fotografía Social
En pleno auge del verano, a principios de agosto, recibía una información a través de Gabriel Cano, vicepresidente del Colegio de Trabajo Social de Castilla La Mancha (además de trabajador social en el ejercicio libre, Gerente de Alganda Servicios Sociales).
Nos informaba de un premio de Fotografía Social que habían lanzado desde el Colegio. Un concurso que pretendía visibilizar la profesión y sensibilizar a la población sobre problemáticas globales que son objeto de la intervención profesional. Además, la participación estaba cerrada a profesionales del Trabajo Social colegiados.
Siendo sincero, al recibir las bases del concurso y leerlas, puse una puntilla: el premio. Este consistía en que algunas de las fotos fueran expuestas. Y yo le resalté la importancia y lo oportuno que hubiese un buen premio, pensando en económico sobre todo. A lo que le acompañé de algunas ideas de cómo conseguirlo.
Por este aspecto me planteé mucho el participar. No es que me mueva solo por la motivación económica. Pero simplemente quería defender el hecho que se debe valorar el trabajo artístico. Sobre todo porque en otras experiencias similares veía que, finalmente, quedaba como una “mera anécdota” o que se hacía “por hobbie”. Y esto, para un profesional como yo, que trabaja la sinergia de disciplinas, me resulta especialmente irritante.
Finalmente, unos cuantos días después, recibí la información que había premio económico, así como cuál sería el jurado. El Colegio había conseguido que un par de entidades patrocinaran el concurso. Con ello, hacían un aporte económico para los ganadores. Y entonces, ya me mostré más dispuesto a participar.
Como se gestó la foto
Con la mosca de la participación detrás de la oreja, me fui de vacaciones. En esos días decidí desconectar del trabajo. De hecho seguí los consejos que yo mismo había dado días antes del descanso.
La verdad, puedo decir que hubo mucha desconexión. Sobre todo, gracias a que fueron unas vacaciones de kilómetros y visita a muchos lugares. Entre todos, uno de ellos fue La Alberca (Salamanca). Además, esa visita fue justo el día de mi cumpleaños (26 de agosto).
Estando allí, en la plaza principal del pueblo, mi pareja me invita a fijarme en una mujer mayor que había cerca de nosotros. Era una de esas mujeres con ropa oscura, falda larga, medias, zapatillas, mandil, bastón, pelo canoso recogido en un moño… Una mujer muy rural.
Acto seguido, me señaló a otra mujer mayor, que está tendiendo ropa en la barandilla de un balcón. Al instante, me vino una pregunta a la mente y recordé el Premio de Fotografía Social. Así que saqué la cámara y rápidamente le hice una foto, con la posible idea de presentarla al concurso.
El porqué del título
Decía que me vino una pregunta al instante. Fue la que utilicé para darle título: ¿Ayuda a domicilio en el ámbito rural? Me lo cuestione al ver a esa mujer mayor realizando una tarea del hogar y pensar la posible necesidad de ayuda que pueda tener en este aspecto.
Claro, detrás surge una cuestión. ¿Por qué me pregunté yo eso, que tiene que ver tanto con mi profesión, mientras estaba de vacaciones? ¿Y justo el día de mi cumpleaños? Pues la culpa la tiene un libro. Concretamente “De gallegos, tucanes y trabajadores sociales”, de mi amigo trabajador social y escritor, Alejandro R. Robledillo.
Leyendo esta novela yo entendí mucho más la realidad del Trabajo Social en el ámbito rural. Qué dificultades se encuentra, que características diferenciadoras frente a otros espacios de intervención… Y lo más importante, que se me quedó grabado en la mente. Sobre todo gracias a que el libro no lo explicaba, sino que lo contaba. Por eso saltó el resorte rápidamente.
Presentando mis fotografías
Cuando volví a Madrid tras las vacaciones, de nuevo Gabriel me instó a participar. Yo le comenté que tenía una foto en mente. Y que vería si enviaba más. Finalmente así fue.
Por una parte, decidí enviar la fotografía en cuestión (la ganadora). Al proponerme rellenar la ficha de envío, tenía que darle un título. Rápidamente recordé mi pregunta, y todas las cosas que me habían venido a la mente. Todas esas ideas que si hubiese estado con otro profesional al lado, me hubiera puesto a dialogar y debatir.
Pensando en el contexto del concurso, pensé que quería que cualquiera que viese esa foto le ocurriese lo mismo. Pensé que la idea que quería contar era: “reflexionemos sobre el Trabajo Social en el ámbito rural”. Por eso, finalmente le puse el título en forma de pregunta, ya que era la mejor manera de transmitir esa idea.
Por otra lado, también envié otras 4 fotografías, en una serie (había esta opción para participar también). En este caso me decanté por contar mi propia realidad profesional, la de la unión del arte con la intervención social. Quería transmitir las grandes posibilidades y como transforma los espacios, especialmente cuándo se hace Teatro Social en la calle.
Para ello, escogí 4 instantáneas de Teatro Encuentro, capturadas durante el II y III Festival Con-Vivencias (2016 y 2017). Y decidí titular a la serie: “Cuándo el teatro sale a la calle y se hace intervención social”.
Serie de fotografías que presenté al premio
Y llegó el Premio (y el evento de recogida)
Con las fotos enviadas, tocaba esperar al resultado. Por mi parte, no es que pusiera muchas esperanzas. Había decidido finalmente participar por apoyar un concurso que me resultaba bien planteado y positivo para la profesión. Además que, siendo honestos, en caso de ser expuestas, conseguiría algo de visibilidad de mi marca personal.
En esa espera, la semana pasada de pronto recibí una llamada. El fallo del jurado daba como ganadora a mejor fotografía a “¿Ayuda a domicilio en el ámbito rural?” (con una dotación de 300 €). Premio que se me invitaba a recoger en persona el pasado sábado 16, en el stand que la Junta de Castilla La Mancha tenía en la Feria de Albacete.
Por supuesto, cuadré agenda y acudí al evento. Fue un “viaje relámpago” (ida y vuelta en el mismo día), pero merecía la pena. Siempre es un orgullo ganar un premio y gusta que te lo reconozcan en público. Pero, además, había oportunidad de decir unas palabras en el evento… Y yo, sinceramente, estas ocasiones no suelo desaprovecharlas.
Así fue como me planté en Albacete el sábado. En un espacio abarrotado (cálculo que entre 70-80 personas, dónde había apenas unos 25 asientos), se hizo un acto sencillo y sobrio. Con la presentación de Floren Alfaro (Presidente del Colegio), fueron interviniendo diferentes autoridades, así como los colaboradores y patrocinadores del concurso. Además, se presentaron un par de proyectos de intervención social de la provincia. Y no faltaron mi intervención y la de Miguel Muñoz (Coordinador de Servicios Sociales de Tarancón), ganador al Premio a mejor serie.
¿Por qué os cuento esta historia?
En el discurso hubo una idea que defendí: “tenemos que empezar a contar más y explicar menos para que el Trabajo Social llegue a la población”. Idea que citaron en la crónica del acto publicada por eldiario.es de Castilla La Mancha. Y que aquí amplio, especialmente para llegar a la instituciones que deciden sobre las Políticas Sociales.
Pedí eso por el contexto en el que estaba. Era un acto de un Premio en el que el arte y la intervención social se unían. Y siempre he creído que el arte es una gran herramienta para conseguir ese contar más y explicar menos. Una herramienta que, como también dije, puede empoderar a la profesión.
De hecho, el arte era el que me había llevado hasta allí. Ya no solo la fotografía, sino la literatura. Porque yo planteé mi obra desde contar una idea. Pero, además, como me había surgido fue gracias a que alguien me supo contar el Trabajo Social, utilizando el arte de la palabra escrita.
Con todo esto, aquí llega el fin de esta historia. Tan solo me queda decir que este es un punto más en mi camino de dar visibilidad y poner en valor a la sinergia entre intervención social y arte. Que siento que este concurso es un paso en esa misma dirección (por lo que felicito a la organización y le doy las gracias por lanzarse a ello). Y, además, que espero que tenga continuidad en el futuro.
P.D. Este post ha sido escrito, en gran parte, en base al guion que me preparé para el discurso en la recogida del premio. Con ello comparto lo que dije, ya que el vídeo (que os dejo a continuación) solo es una pequeña parte.