¿Todo vale en la formación en Trabajo Social? ¿Cuáles son los límites de una acción formativa dentro de nuestra disciplina? ¿Qué y como se podría enseñar fuera de la aulas? Estas son algunas de la cuestiones clave que me han removido las entrañas a colación de conocer una iniciativa de este tipo, que ha causado revuelo en las redes, entre colegas profesionales. Y me ha parecido oportuno mostrar mi punto de vista, desde mi experiencia en este ámbito dentro del contexto universitario (como la iniciativa aludida).
Una noticia que causa revuelo
El otro día me topaba con un artículo de Pedro Celimendiz, compañero de BlogoTSfera, titulado «El Trabajo social ha muerto». Así de tajante comenzaba el artículo, pero es realmente interesante leerlo con detenimiento (incluso un par de veces o tres).
Este artículo formó algo de revuelo y debate en Facebook. Ahora bien, lo curioso era de dónde había surgido el artículo. Pedro había reflexionado tras haber leído una noticia que le invitaba al pesimismo y la desesperanza.
El asunto no quedó ahí. Porque llegó Belén Navarro y publicó un post a colación de dicha noticia, sacando su lado «abuela cebolleta». Otro artículo que recomiendo leer, porque plantea muy bien diferenciar positivo de proactivo.
Si esto fuera poco, se unió a la «fiesta» un artículo Rafael Arredondo. Justo la misma mañana de la publicación de la noticia, reflexionaba en su blog sobre la relación entre solidaridad y derecho. En definitiva, 3 artículos de la BlogoTSfera que aportaban chicha al debate.
La noticia en cuestión es una publicada por El Periódico de Aragón. Bajo el titular de «Luz para los invisibles», se hacía eco de una recogida de ropa para personas sin techo, organizada por estudiantes de Trabajo Social de la Universidad de Zaragoza. Iniciativa enmarcada en una asignatura de 3º, llamada «Gestión de servicios».
En este revuelo, cuando leí la noticia me dio que pensar. Pero no en el sentido de las publicaciones leídas. Sino sobre esta si esta «manera de aprender», había sido adecuada o no. En definitiva, multitud de cuestiones como: ¿es correcta desde el punto de vista académico? ¿Y desde la práctica profesional? ¿Va bien encaminada a enseñar lo que es Trabajo Social? ¿Qué aporta a los estudiantes que la están llevando a cabo?
Cuestionando la acción formativa
Llegados a este punto, antes de seguir leyendo, os recomiendo leer la noticia (para entender mejor lo que planteo). Además, mis reflexiones parten de tener en consideración que es una noticia bastante escueta. Que me resultaría interesante (y necesario) conocer más información. Escuchar con más detalles al profesor (sobre todo) y los estudiantes. Así como hacer un seguimiento de la «acción formativa» (que, al fin y al cabo, es lo que es).
Esto último es lo primero que reseño. Para mí todo esto es, tan solo, una acción formativa (y es mucho). Surge en ese contexto, para formar a estudiantes. Partiendo de ahí, creo que el debate da un giro y no estoy de acuerdo con la crítica. Incluso hasta valoro positivamente que un profesor haya decidido plantear una metodología más práctica, salir del modelo formativo habitual. Y es que considero que estas conllevan un mayor aprendizaje de habilidades y aptitudes, de la que tanto adolecemos en nuestra formación profesional.
Ahora, si me gustaría saber exactamente todo el planteamiento que hay detrás. Como la planteó el profesor, los objetivos y fases, el proceso de creación, qué se hará una vez se acabe… Y aquí, con lo datos que tenemos en la noticia sí que me puede entrar el miedo.
Porque, no me resultará muy positivo si ese alumnado que ha llevado a cabo el proyecto se queda con que la recogida de ropa es la solución. Con ello se estaría poniendo en valor el asistencialismo y la beneficencia, dos aspectos muy presentes en la sociedad actual. Pero de los que considero debemos alejarnos en la práctica del Trabajo Social.
También, cuidado con focalizar el buen resultado del proyecto en la cantidad de ropa recogida. O dar mucho valor al buen rollo del éxito, reflejado en «con tan solo ayudar a una persona». Estos planteamientos dejan un poso de solidaridad mal entendida. Porque considero que estaríamos transmitiendo a la gente la idea de hacer la «buena acción del día». Y que con ella ya podemos dormir con la conciencia tranquila.
Por último, me resulta interesante el hecho que, desde la libertad que se les dio a los alumnos, hayan escogido esta iniciativa. Teniendo en cuenta que es una asignatura de 3er curso, me surge plantearme que han aprendido previamente. ¿Qué principios, bases y valores del Trabajo Social han interiorizado? ¿Cómo está siendo la formación a los futuros profesionales para que esto haya ocurrido? Porque quizá deberíamos reflexionar más a fondo sobre la responsabilidad de la universidad en lo ocurrido.
¿Y si le damos una vuelta de tuerca?
Vale, me he puesto muy critico. Quizá hasta un poco pesimista. De hecho he asumido que me entraba el miedo. Pero también soy una persona que tiende a darle una vuelta de tuerca a estos hechos. Y ver las oportunidades para aprender.
Lo primero, es que ya he valorado positivamente el hecho de utilizar una metodología diferente. Creo que eso que se plantea de «demostrar que se sabe gestionar un evento», me resulta positivo. Seguramente los estudiantes aprenderán y se lo creerán mucho más tras hacerlo que tras contarles toda la teoría al respecto. Esto puede abrir miras. Y cuando sean profesionales, también piensen que, desde el Trabajo Social, pueden asumir roles en los que está presente esta capacidad.
Por otra parte, también explica que en el evento se conocerá más a las entidades y las actividades que realizan. Esto me resulta que puede ser muy positivo para al alumnado, porque puede abrir la mente creativa. Y repensar las acciones y las actividades, planteando alternativas innovadoras.
En último lugar, creo que una acción como está puede hacerles reflexionar mucho sobre el dilema planteado del asistencialismo y la beneficencia. Que puede darles mejores herramientas para analizar este tipo de iniciativas, que les permitan valorarlas mejor. Y a la par, asentar mucho más bases y principios del Trabajo Social, como el empoderamiento y los derechos sociales. O cuestionar el planteamiento del Sistema Público de Servicios Sociales en el Estado de Bienestar actual.
Para acabar, asumir que para que esta vuelta de tuerca sea efectiva, faltaría algo que no viene en la noticia (y no sé si ha planteado). Una vez finalizada la iniciativa, me reuniría con quiénes la han llevado a cabo, para hacer un trabajo de evaluación y reflexión pormenorizado desde la asignatura (no solo desde la iniciativa en si misma). Porque la acción formativa no habría finalizado hasta ese momento. Y con ello, les haría plantearse y cuestionarse sus aprendizajes, para que los interioricen totalmente.
Si esto lo tiene planteado el profesor, poco más puedo decir. Si no, sería genial que leyese estas líneas. O que le diese una vuelta de tuerca, como yo he hecho. Porque si no, si que empezaré a ver algo más negro el futuro del Trabajo Social.
P.D. Las dos galerías de fotos son de las I y II Jornadas de Trabajo Social Alternativo. Estos fueron 2 eventos formativos, de varios días de duración, llevados a cabo en la Escuela de Trabajo Social de la UCM (mayo 2009 / abril 2010, respectivamente). En ambos era parte del equipo organizador, formado por miembros de las asociaciones universitarias MUEBTS y Ayni.
[Imagen destacada: foto propia de las I Jornadas de Trabajo Social Alternativo]