Hay veces que me preguntan… ¿Eres trabajador social? Y me miran con cara extrañada, sin saber exactamente que pinto yo ahí. Porque claro, un profesional del Trabajo Social interviene con colectivos con dificultades, adolescentes, niños… Incluso marginados me llegan a decir. Esta es una situación cotidiana que vivo muchos días cuando me reúno o acudo a ambientes empresariales, de negocios.
Un profesional del Trabajo Social entre negocios y empresas
Como decía, esta situación es bastante habitual para mi. Ya sabéis los que me seguís que trabajo cómo freelance, autónomo. Por ello, me suelo mover en contextos y eventos de networking para empresas. Al fin y al cabo, soy una «empresa» más y esta es una estrategia para generar contactos y negocio. Además que entre mis servicios pretendo enfocarme a trabajar con ellas.
En este contexto, lo más habitual es encontrarse con profesionales muy diversos: diseñadores, publicistas, psicólogos, comerciales, economistas… Y un largo etcétera de profesiones más asociadas a eso de «montar empresas».
Como ya habéis podido vislumbrar, yo siempre aprovecho la oportunidad para defender y hacer pedagogía sobre lo que es muestra disciplina profesional. No es uno de mis objetivos como tal, pero si resulta necesario, lo hago.
¿Cómo defiendo estar ahí?
Esta defensa consiste en algo básico: decir siempre con orgullo que soy «Trabajador Social». Si, así con mayúsculas y con orgullo porque, en más de una ocasión, al contar mis servicios específicos me responden: «a eso es como un coach ¿por qué no te vendes así?»
Mi respuesta a la pregunta es contundente: «simple y llanamente porque no soy coach, soy trabajador social». Si que es cierto que son perfiles similares. Incluso hay profesionales que son ambas cosas. Pero, en mi caso, lo que hago es contarles las características de mi perfil profesional, único y diferente a los demás.
Si, un perfil único y diferente porque mi formación y conocimientos se basan en aspectos de varias disciplinas (Sociología, Psicología y Derecho por citar algunas), que conjugados generan el Trabajo Social. Además, en mi caso le sumo mi experiencia y formación en otros ámbitos como el ocio y tiempo libre, el Teatro Social, la Narración Oral, intervención con Discapacidad… Toda esa mezcla, bien elaborada es lo que yo vendo a mis clientes, un profesional que pone todos sus recursos y talentos a disposición del trabajo a realizar.
Seamos PROFESIONALES (con mayúsculas)
Creo que este es un punto débil de la figura del profesional del Trabajo Social, que hemos acabado encasillados en unas labores concretas, asociadas a los Servicios Sociales (no solo lo público, sino también asociaciones, ONG’s, fundaciones…). Pero hemos de recordar que la formación (a pesar de las pegas) lo que nos hace es prepararnos como profesionales de una disciplina. En su sentido más amplio. Porque al fin y al cabo nos formamos para adquirir una serie de aptitudes, habilidades, capacidades y visión que nos permita desarrollar nuestra profesión con éxito. Y, con la experiencia profesional vamos mejorando y ampliando todo eso.
Cuando digo esto último recuerdo a un compañero de mesa del XII Congreso Estatal que compartió su experiencia. Nos dejo a todos anonadados cuando nos contó cómo había utilizado esos argumentos (concretando algunas de las capacidades y habilidades) para conseguir ser contratado en un tanatorio. Si, has leído bien, en un tanatorio. Si te parece extraño pregúntate todas las labores que realizan las personas que atienden a las familias, y dime si no somos profesionales más que cualificados para desarrollar ese rol, ese puesto de trabajo.
Así que, a modo de conclusión, desde aquí os dejo con una reivindicación, utilizando una palabras que el otro día escuche a una miembro del Foro de Servicios Sociales de Madrid: separemos y diferenciemos 2 cosas, una cosa es el Sistema de Servicios Sociales y otra ser un profesional del Trabajo Social. Y, partiendo de lo segundo, nuestro campo de actuación y desarrollo profesional es tan amplio como ancha es Castilla.
Y tú, ¿te has visto en una situación similar? ¿cómo la has enfrentado? ¿que crees y opinas sobre lo planteado?
[Imagen destacada: basada en «Siluetas personas negocios» y «Hombres ilustración». Descargadas desde Freepik]
Hola Israel,
es que incluso muchos trabajadores sociales siguen pensando que el trabajo social es para los pobres y que fuera de ahí no tiene sentido.
Suscribo lo que dices.
Un abrazo 🙂
Hola Israel, tienes toda la razón del mundo. Esa es la realidad que nos encontramos diariamente quienes ejercemos por libre, ni más ni menos. Incluso tus propios/as compañeros/as te dicen: ¿ Pero… si nuestra población no tiene dinero?… y digo yo. No, para esa parte de la población ya están los servicios sociales que deben de seguir estando ahí, para todos, pero… quién quiera utilizar un servicio privado, más específico y más integral o… por la razón que sea, ¿ Por qué no puede tener oferta privada?, No la tiene un médico y hay en la seguridad social?, no la… LEER MÁS >
Yo a veces, cuando doy una charla entre compañeros parece que tenga que pedir perdon por haber creado un Centro privado para personas mayores…. Me encanta nene, este post
Me alegra intuir que las Jornadas de la Plataforma de Defensa del Trabajo Social en España fueron útiles y animaron al debate entre lo público y lo privado, así como que los yacimientos de empleo dieron de que hablar. Personalmente creo que el emprendimiento desde el Trabajo Social es igual de pertinente que cualquier ámbito con la ventaja que hemos recibido formación en la comprensión de la situación de la persona en su contexto, con la desventaja de no tener muchos conocimientos en lo que al mundo empresarial se refiere. El tiempo nos hará crecer y esto no hay quien… LEER MÁS >
Me ha encantado Israel. El Trabajo social es mucho más que lo que te enseñan en la Facultad. Y, por supuesto, nada que ver con lo que la imagen presupone de esta profesión. En nuestras manos queda visibilizar la realidad de esta profesión tan bonita y desconocida.
Me uno a ello.