Si realmente se quiere respetar “la voluntat d’un poble”, se ha de hacer a ese poble participe del proceso. Porque de nada sirve que se te llene la boca hablando de lo que quiere el pueblo, si luego son los políticos los que tejen los hilos y deciden cómo y cuándo se ha de conseguir la independencia. Y, sobre todo, que no sirva de desvío de atención de otros temas importantes.
Como podéis comprobar hoy me muestro tajante, directo, duro. Pero en un día como hoy, 11 de septiembre, Diada de Catalunya, no puedo más que tener un poco mi corazón dividido… y también algo mi razón. Quizá he ahí el porqué de este post, quizá para aclararme (y compartir) mis debates internos con respecto a este tema. Vamos, que me me meto en un charco que muchos crearán que no me debería meter. Pero ya que me meto me mojo. Porque todo esto también va conmigo, por mi unión pasional con Catalunya y porque, queramos o no, lo de la independencia también va con todos los españoles.
Primero de todo, vaya por delante que me muestro a favor de la independencia de Catalunya. Creo que es algo que no tiene nada de malo en decirlo, no me hace ser radical, guerrillero, antiespañolista ni nada por el estilo (como bien expresa Marc Freixas en uno de sus poemas). Pero, sobre todo, me muestro a favor del derecho a decidir del pueblo catalán, de que se les consulte (el famoso Soberanismo). Creo que es lo mínimo que se puede hacer y que se lo merecen por herencia histórica.
Por otra parte, además, defiendo que es el propio pueblo quién realmente tiene que decidir cuál es el camino para esa independencia, cómo y cuándo se ha de conseguir. Es por ello que me da rabia que los políticos utilicen este arma arrojadiza (porque es lo que acaba siendo dentro de su juego) constantemente, cuando más les conviene. Y que, casi un año después del batacazo electoral de Màs, en el que intento sacar pecho de “la voluntat d’un poble”, vuelve a sacarlo a colación (pero no oficialmente como CiU). Todo esto cuando casi no ha hecho ruido durante el resto del año con el tema (¿por qué será?).
Ahora bien, como decía antes, esto también va con todos los españoles porque, como se preguntaba Isaac Rosa ayer (en su artículo en El Diario.es), ¿qué hemos hecho nosotros por evitar ese alejamiento? ¿Qué puentes hemos tendido, qué diálogo hemos iniciado, qué terrenos comunes hemos explorado? Y como va con todos los españoles, igual que defiendo que lo mínimo es preguntar al pueblo catalán, también considero oportuno que se pregunte algo (al menos si está de acuerdo o no) al resto del pueblo español (aunque esta consulta no sea vinculante). Me resulta necesario por el hecho de que, actualmente es una Comunidad Autónoma de España y la independencia es algo que afectará a todo el país, con repercusiones importantes en muchos aspectos. Por ello también debería tener derecho todo el pueblo español, al menos, a opinar.
Pero hay otras cosas significativas sobre las que reflexionar en un día como hoy. La primera, el dejarse llevar por la euforia de un día de celebración, por la emoción. Acciones como la “Via Catalana” me resultan positivas porque son muy simbólicas y vistosas, con mucha repercusión, una demostración de fuerza. Pero cuidado, porque no deja de ser una expresión emocional puntual, que si no va acompañada de algo de razón y planificación a largo plazo, puede perder el norte. Y, sobre todo, porque en ese punto débil es por donde pueden entran los partidos políticos, para adueñarse de propuestas y desviar la atención de otros temas candentes y por los que también considero necesario luchar.
El segundo hecho a reflexionar es justo el desvío de atención. Que los políticos lo utilizan es algo que para mi resulta clarísimo (sirva como ejemplo lo pasado la semana pasada con el tema Madrid 2020). Pero tengo un temor interno en creer que esa ansía de independencia pueda cegar los ojos de mucha gente ante el panorama actual. Porque en Catalunya no se han librado de los recortes en sanidad o educación y su situación económica no es mucho mejor que la del resto de España.
Aquí habrá catalanes que dirían eso de “eso nos pasa por estar en España”, pero a mí no me vale como argumento. Porque el que tira balones fuera es porque asume que algo se está haciendo mal. Y, justo por ese tirar balones fuera es por lo que temo la “ceguera” y me surgen preguntas como: ¿todas las personas que participen en la “Via Catalana” también han participado, participan o participarán en acciones contra los desahucios, los recortes o la corrupción? (no dudo que habrá gente que sí… pero estaría interesante ver la diferencia de participación). O ¿no sería más importante solucionar el tema del paro, la sanidad, la educación, etc. y después ya nos ponemos manos a la obra con el proceso de independencia? (yo no tengo la respuesta correcta, yo tan solo me pregunto).
Poco más que decir. Tan sólo tres pequeñas ideas. Primera, que esos peros que yo muestro también son mostrados por muchas asambleas y plataformas ciudadanas, que no entienden de partidos y que luchan día tras día. Segunda, que el pueblo tiene que tener derecho a decidir en todos los aspectos importantes, realizando las consultas pertinentes, y no solo sobre la independencia. Y tercera y última, que sirva como ejemplo la organización de la «Via Catalana» para crear un proyecto de independencia que realmente sea «la voluntat d’un poble».
[Imagen de cabecera: El Diario.es / Bajo Licencia CC-BY-SA]
P.D. 1 Justo unos instantes antes de publicar este post he encontrado y leído una noticia sobre la presencia de la lucha social en la acción de la “Via Catalana” (en El Diario.es), que me hace ver con mayor positivismo esta acción.
P.D. 2 Para traducir catalán: Traductor de Softcatalá (el mejor y más fiable).
Muy bueno Isra!