El humor satírico, como herramienta de lucha, puede ser muy efectivo a la par que sano. A esta conclusión llegué tras haber asistido, este pasado martes 22, a la charla «Nuevas formas de artivismo político», organizadas por el colectivo Foto Spanish Revolution.
Desde que me comencé a adentrar en el mundo del Teatro Social y las artés escénicas, siempre tuve un especial predilección por querer para hablar de temas grotescos pues creía (y sigo creyendo) que el humor nos acerca mucho más a lo que vemos y nos hace concienciarnos más (incluso con lo más tétrico y cruel), ya que lo que en un primer momento te provoca risa, en la posterior reflexión provoca que te llegue más dentro porque toda la emoción ha surgido de la genial conjunción entre inteligencia y corazón.
En la charla del otro día participaron Leo Bassi, un reconocido payaso y bufón (personalmente, creo que es más lo segundo); Los Ayuntañecos, grupo que hace crítica utilizando títeres de personajes políticos para hacer humor y parodia; la Solfónica, grupo-coro-orquesta generado en la Acampada Sol 15M; y G.I.L.A. (Grupo de Intervención de Lavapiés), grupo que realiza acciones y campañas artísticas de protesta o concienciación utilizando el humor.
Como bien dijeron en la presentación del acto, el «artivismo» (se han inventado el nombre pero me mola) es una forma de activismo que utiliza el humor y la creatividad como herramienta en las acciones de lucha política-social. Actualmente, hay pequeños grupos que pretenden ponerlo en auge, pero es algo que ya viene de siglos atrás . Como ejemplo sirvan los titeres, gigantes, cabezudos, bufones… que estaban muy presentes como forma de hablar sobre temas poco bienvenidos en los círculos oficiales.
A simple vista puede parecer genial, pero bien es cierto que esta lucha se enfrenta a un contrapunto interno, los defensores de la «lucha seria», los de «más barricadas y menos batucadas». Ante esto, me surgió la duda (que planteé) de cómo contraponer a esas personas la utilidad de este tipo de lucha alternativa. Y fue curiosa la respuesta que me dio un miembro de Los Ayuntañecos comentando que pocas veces se habían encontrado con eso y que tras verlo era aceptado por hasta los posibles críticos. Esto me corrobora que haciendo es como mejor se demuestra la utilidad de estas cosas… y que al fin y al cabo todos queremos reírnos a pesar de todo.
Personalmente creo que el artivismo ha existido, existe y existirá como un añadido a la lucha político-social más seria. Para defenderlo me apoyo en las palabras de Leo Bassi, que expuso que la lucha es continua, nunca acabará (ojala de pronto todo cambiase decía) y mientras sea así, el arte y la creatividad son herramientas geniales para boicotear el sistema porque le dan la vuelta de tuerca. Y el humor como añadido, hace mucho daño a quién se está criticando. De hecho, el decía que la opresión es una motivación extra para crear, inventar e imaginar esas armas de lucha, por el placer y disfrute que estas conllevan.
En resumen, me quedo con la idea de que esta forma de lucha sirve tanto para canalizar la crítica como para sensibilizar y concienciar. Además, que la risa es un acto natural y humano de soportar el sufrimiento y un instrumento que permite canalizar la rabia, lo que da la posibilidad de comenzar a crear algo nuevo (al alejarnos un poco de la realidad). Y es que, al fin y al cabo, «en un momento de recortes y privatización continua, al menos que no nos privaticen la sonrisa» porque «nuestra venganza será ser felices» .
P.D. 1 Citas del último párrafo, de un miembro de Los Ayuntañecos y de G.I.L.A., respectivamente.
P.D. 2 Vídeo de la actuación de la Solfónica al finalizar el evento.
P.D. 3 Última propuesta de Leo Bassi, la Iglesia Patólica (ver también noticia relacionada).
P.D. 4 Artículo de Ana Miranda en Periodismo Digno (con vídeo del streaming).
[Imagen destacada: Balancin de Blancos (CC-BY-NC-ND) > Ver álbum completo]