a estamos en el 2013. Ya ha cambiado simplemente un número en el año pero, lo reconozco, para nosotros significa mucho más. Significan miles de deseos, nuevos propósitos el comienzo de esperanzadores proyectos… y un sin fin de palabras que lo único que intentan es reflejar que queremos que este año sea fantástico. Pero también, con la entrada del año, tenemos cerca la llegada de Los Reyes, esos con los que los más peques fantasean (que no imaginan) y los más mayores siguen con la tradición (muchas veces por la pura inercia de los años)
Pero no pretendo juzgar ni valorar aquí como considero este día concreto (si acaso en otro post futuro, ya veremos). Lo único, que ambas situaciones de las que hablaban antes se juntan. Si, cuando se inicia un nuevo año cada cual hace su particular «carta a los reyes» repleta de propósitos . Eso sí, muchas veces todo lo que pedimos depende demasiado de segundas o terceras personas. O pedimos cosas demasiado abstractas y grandiosas como Paz, Amor, Salud… ¿Pero que pasa con los propositos que dependen solo de nostros, propositos más concretos? ¿Los pedimos y ponemos de nuestra parte para que se cumplan? Y que conste que no me refiero a los «Typical Spanish» como dejar de fumar, ir al gimnasio, hacer dieta… que nunca se cumplen (por mucho que lo neguemos).
Con relación a estas últimas preguntas, me he topado con la particular «Carta a los Reyes» de una buena amiga, Élida Árevalo (vía Facebook). Y aquí la comparto, ya que coincido bastante con lo que ella «pide a los Reyes», muy en mi línea con mi vena más luchadora / política:
Ahora empieza la época de los buenos deseos con mayúscula: Paz, Salud, Amor… Tres palabras que se invocan en los brindis y celebraciones familiares. Mientras alzamos la copa, como al tomarnos las uvas, interiormente todos pensamos nuestra lista de buenos propósitos para este 2013. Esa es la auténtica carta a los Reyes. No lleva sello, pero es la más sincera y generosa, la que depende de nuestra voluntad; la más difícil de hacer realidad.
¿Qué he pedido esta vez?:
– Que la gente buena no guarde silencio ante las cosas de la gente mala. Palabras cercanas que nadie calle.
– Espacios para compartir con la gente que quieres, y sobre todo encontrar tiempo para ti.
– Que inspiremos a otros a dar lo mejor de sí mismos.
– Que comprendamos que dar es el mejor camino para recibir.
– Y, que hagamos sonreír a quien la vida les quitó la sonrisa 🙂
Como no soy supersticiosa, seguiré en mis trece como estos últimos años:
– Pido seguir confiando y construyendo, y que nos enredemos en más causas e ideales, para que algo pueda cambiar. Encontrar una razón para actuar en lugar de motivos para no intentarlo…
La mañana del 6 de enero, ya sea junto al árbol o aquel rincón especial donde nos reuniremos en cada lugar, no encontraremos una caja con «tiempo para leer»o «cuidarme más» o «ayudar a quien lo necesita». Estos «regalos» los iremos consiguiendo a lo largo del año con nuestro esfuerzo. O no. De nosotr@s depende que en la noche mágica de Reyes de 2013 podamos decir: «Me han traído el regalo que quería».
Feliz año a tod@s,
Nos vemos el día menos pensado.
Élida Muñiz Arévalo