¿Cómo podríamos hacer Trabajo Social Comunitario en el ámbito rural? ¿Podría realizarse algún proyecto artístico que consiguiese este objetivo? ¿Que beneficios tendría para los pueblos y sus entornor? Estas preguntas son sobre las que pretendo reflexionar y abrir debate, tras conocer un proyecto de una exposición de pintura en un pequeño pueblo salmantino de la Sierra de Francia.
Ya estoy de vuelta de vacaciones
Ya he vuelto de mis días de vacaciones. Y la verdad, los consejos de mi post anterior sobre cómo desconectar ahora me parecen más idóneos que nunca. Así que puedo decir que he descansado del trabajo y vuelvo con la mente despejada (aunque cuesta volver un poco, lo reconozco)
También ha ayudado mucho los contextos en los que he estado, muy alejados de mis habituales (uno de los consejos que daba). Sobre todo he hecho turismo de visitar ciudades y pueblos, teniendo como base mi pueblo paterno (Ávila, zona Árevalo) y materno (Salamanca, zona Ciudad Rodrigo).
Igualmente, no negaré que, en ciertos momentos, mi ser profesional ha estado presente. Cómo esa desvirtualizacion con Belén Gutierrez, compañera trabajadora social que estaba en un pueblo cercano al de mi padre. O ese encuentro casual con Alberto Marbán en La Alberca, otro colega trabajador social que me reconoció de seguirme por las redes. Y también los encuentros con Pilar Borrego y Félix Albo, de “mi mundo de cuentos”, en la Feria de Teatro de Ciudad Rodrigo.
A parte de esos momentos, hubo contextos que hicieron que mi mente profesional quisiera jugar. Me resulta inevitable, muchas veces, que al ver ciertas cosas piense en su relación con lo que hago laboralmente. Y en estas vacaciones no iba a ser menos.
Un proyecto artístico muy peculiar
Uno de esos contextos en los que mi mente inquieta jugó fue en Mogarraz. Este es un pequeño pueblo de Salamanca (309 habitantes, según datos de 2016), bastante escondido entre los valles de la comarca de la Sierra de Francia. La zona es especialmente conocida por el Parque Natural de Las Batuecas – Sierra de Francia, en el que destacan la localidad de La Alberca y la cima de la Peña de Francia.
Cuando llegué me llamó la atención las vistas de la sierra. Sentí que estaba en un lugar bastante privilegiado. Pero cuando empecé a caminar por sus calles, me encontré con miles de retratos pintados colgados de las fachadas. Hasta que llegué a la Plaza Mayor y pude ver información al respecto.
Se trataba del proyecto “Retrata2/388”, una idea de Florencio Maíllo, artista originario de este pueblo. Un día descubrió un archivo fotográfico de 1967, con instantáneas realizadas por Alejandro Martín Criado. El fotógrafo había acudido al pueblo para retratar a todos los habitantes mayores de edad, con motivo de que se hicieran el carnet de identidad.
De aquellas fotos, Maíllo decidió pintar sobre chapa aquellos retratos. El objetivo, montar una exposición en el propio pueblo, instalando cada imagen en las fachadas de las casas (dónde vivió cada persona, dónde habitaba su familia actualmente…)
Aquella idea fraguó, obteniendo el apoyo de la Diputación de Salamanca y el Ayuntamiento de Mogarraz. Finalmente fue instalada en 2012. Y, lo que en principio pretendía ser una exposición temporal, se ha acabado convirtiendo en permanente. Incluso, se amplió el número de retratos, con otras fotos de la misma época aportadas por los habitantes.
Un proyecto que también es social
Al ver este proyecto, rápidamente lo enlace con mi visión profesional del ámbito social. Es cierto que en ese instante no vi a penas información, ni quise consultarla (estaba de vacaciones). Pero me anoté mentalmente conocer más sobre él cuándo volviese al tajo.
Esta visión que tuve no iba mal encaminada. El propio Maillo, comenta en un texto de información sobre el proyecto que para él es “como una manera de restaurar e instaurar también la memoria precisa de quienes habitaron este pueblo emblemático en la vida rural española”.
Además de esto, me resultan destacables otras palabras. También indica que trata de construir “un verdadero memorial que refuerce una identidad rural sometida a un fuerte expolio y a una des-identificación y finalmente a un olvido e indiferencia por su suerte en la historia general del país”
Por mi parte, lo que percibí fue que me encontraba ante un proyecto que recuperaba la memoria histórica y ponía en valor la identidad rural. Unas pinturas que enriquecen el patrimonio cultural, emanan recuerdos y te pican la curiosidad. Unos retratos que, a través de su mirada, parecían querer contarte la historia de vida que había tras cada uno de ellos.
REPORTAJES CON DECLARACIONES
Una idea para hacer Trabajo Social Comunitario en el ámbito rural
Todo esto tiene mucho que ver con el Trabajo Social Comunitario. Al fin y al cabo, los objetivos de la exposición y lo que percibí tiene mucho que ver con ese nivel de intervención. O, como dice Maillo, las imágenes “nos transmiten a todas las gentes pertenecientes a una comunidad en un solo momento condensado espacio-temporalmente”. Y todo esto tiene relación con diferentes aspectos y características de la intervención comunitaria que plantea Marchioni.
Decir que reconozco la dificultad que conlleva la intervención en el ámbito rural (sobre todo a nivel individual, por la gran cantidad de personas mayores). Pero considero importante pararnos a reflexionar desde el Trabajo Social sobre el valor de una intervención comunitaria en estos espacios. Y la necesidad de proyectos en este ámbito.
Hacerlo podría recuperar mucho el ámbito rural, los pueblos. Lugares que, en su mayoría, daban mayor valor a lo comunitario que los espacios urbanos. Un entorno dónde se fomentaba el autoconsumo y se cuidaba el medio ambiente. Podemos aprender multitud de cosas y ver cómo llevar esto del pueblo a la ciudad. Además que podría conllevar paliar la problemática de la despoblación rural.
Por último, mencionar que se le puede considerar un proyecto de investigación social. El propio Maíllo considera que las fotografías son un documento de la memoria y una cartografía antropológica de Mogarraz. De hecho, viendo los reportajes y noticias se vislumbra que los retratos abren la veda para conocer muchas historias (con minúsculas). Así, este proyecto me recuerda al Photovoice, una técnica de Investigación Acción Participativa que utiliza la fotografía como herramienta.
Por ello hoy he querido hablar del proyecto “Retrata2/388”. Porque me ha parecido una experiencia a tener muy en cuenta para nuestra profesión (sobre todo aquellos profesionales que trabajen en el ámbito rural). Porque he sentido que a esta idea se le puede sacar jugo más allá de la propia exposición. En definitiva, porque creo que ha sido una forma de hacer Trabajo Social Comunitario en el ámbito rural.
[Fuente imagen destacada y primera imagen: fotos propias]
Como trabajador social del medio rural (tan desconocido como infravalorado), apoyo cualquier iniciativa, incluso artística, que permita revalorizarlo y contribuya a salvarlo del inminente peligro de extinción en que nos encontramos. Me alegro de que pongas el medio rural en la agenda. Saludos.