¿Qué digo sobre el feminismo siendo hombre? ¿Soy feminista o machista? ¿Las mujeres feministas van contra mí? ¿Tengo la culpa del machismo? ¿Qué puedo hacer yo en esta problemática? ¿Cómo puedo apoyar esta lucha? Estas y otras preguntas son las que estaban de fondo desde hace tiempo. Y me han llevado a escribir el post de hoy.
¿Qué digo sobre el feminismo siendo hombre?
El feminismo es un prisma que siempre he buscado tener muy en cuenta. Si, esto es así incluso siendo hombre. Porque siempre he pensado que me podía ser muy útil. De hecho, tenerlo ha sido un disparador para repensarme como hombre (de ahí mi interés en participar en el grupo de “Nuevas Masculinidades” de Orbita Diversa).
Teniendo en cuenta esto, la semana pasada afrontaba el 8 de Marzo, un día en el que el feminismo es protagonista. En este día no quise publicar ni decir mucho (bueno, realmente ni previa ni posteriormente). Sobre todo, lo reconozco, porque me repienso muy mucho cómo es más oportuno actuar en esta lucha en la que ser hombre es un factor de peso a la hora de valorar tus acciones.
A pesar de ello, el pasado jueves, compartí en redes sociales un artículo de Ignacio Escolar, titulado “Yo también soy machista”, porque sentí me representaba. Que decía muy claro lo que siento y pienso en relación al machismo y el feminismo. Y, concretamente, a la convocatoria de #Huelga8Marzo, como acción destacada de la lucha por el Día de la Mujer.
Tras aquel artículo, sentí que tenía algunas cosas más claras en mi mente. Y algunos discursos que podía utilizar. Sobre todo, ante comentarios (en la calle o en redes sociales) en las que se dicen cosas como: “parece que está mal nacer hombre” o “resulta que por ser hombre tengo la culpa de todo” o “no todos los hombres somos machistas”.
El feminismo lucha contra el machismo, no contra mí
Cuándo se habla de machismo, no se está personalizando en el hombre, sino que se refiere a una actitud, a una forma de pensar y actuar, a una ideología. Que esa ideología es de origen masculino y afecta a toda la sociedad, vislumbrándose en sus leyes, en su forma de funcionar o en cómo demarca el camino de vida.
Ahora bien, al decir que afecta a toda la sociedad me refiero a que condiciona a todas las personas. Tan solo que, como suelo decir, el machismo afecta a las mujeres en forma de cargas, responsabilidades y miedos. Y a los hombres en forma de privilegios y “derechos naturales”.
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Ante esto, se suele apelar a “las mujeres también se benefician del machismo” o “los hombres también sufrimos opresiones machistas”. Lo primero, suele ser referido a aspectos como la custodia de los hijos o las denuncias falsas por violencia de género. Lo segundo relacionado con el rol que debemos cumplir en la familia o que “los hombres no lloran”.
Esto segundo que comento puede ser cierto, no lo negaré. Eso sí, creo que apelar a ello es cometer un error de mirada. Al fin y al cabo no podemos igualar ni comparar lo amplio con lo concreto. Es decir, el machismo hay que abordarlo y entenderlo desde una visión macro, ya que es un problema sociológico. Y los conflictos “puntuales” (como los comentados) con una visión micro (en la que, por supuesto, el machismo puede estar presente).
En definitiva, que el feminismo lucha contra el machismo y no contra mí por ser hombre. O como bien señala Escolar:
“que las mujeres que denuncian el machismo ni son mi enemigo ni van contra mí (…) Que cuando piden romper el techo de cristal solo exigen lo que es justo (…) Que podemos ser feministas sin ser mujeres”.
Yo apoyo la lucha feminista
Tras esta reflexión vuelvo a hacer mías las palabras de Escolar: Yo también soy machista. Porque es lógico e inevitable cuándo he crecido y me he relacionado en una sociedad que lo era. Y hoy día lo sigue siendo, hay que reconocerlo. Quizá se haya dado algún paso. Pero aún sigue muy presente en nuestros genes y eso no se quita de un día para otro.
A lo dicho, sumo una reflexión de Patricia Horrillo, periodista a la que conozco personalmente y consideraba tenía más que superado el machismo. Pues ella, en abril de 2015, publicó un artículo en su blog bajo el título “Soy machista”.
Ya en aquel momento consideré que decía negro sobre blanco algo innegable. Que daba luz a algo que costaba ver y reconocer. Y de aquello me quedé con un par de reflexiones concretas:
“hay que responsabilizarse de lo que cada uno es y mirarse al espejo sin miedo, sabiendo que, lo que vemos delante de nosotros es un ser inacabado”.
“el machismo, queridos míos, es como La Fuerza: nos rodea, nos penetra, y mantiene unido el patriarcado. No deseo que La Fuerza os acompañe, pero sabiendo que está ahí, espero que al menos seáis conscientes de ella”.
Con todo esto, no puedo más que reconocer que los hombres, por la herencia de una sociedad patriarcal y machista (y con el apoyo del capitalismo) hemos nacido con un altavoz bajo el brazo. Y tenemos el privilegio que se nos escuché cuando queramos. Por ello, como hombre, no me siento ofendido por la lucha feminista ni porque haya un Día de la Mujer. Incluso lo apoyo.
Ese apoyo lo muestro haciendo lo mínimo que considero puedo hacer. Por una parte, sujetando ese altavoz para que la voz de la mujer sea foco de atención (al menos, por un día). Y, por otro, (parafraseando palabras de Escolar y Horrillo) trabajando por corregir y combatir mi machismo desde saber, comprender y aceptar mis puntos negros machistas.
[Imagen destacada: basada en ilustración «El discurso feminista». Autoría y fuente: Feminista ilustrada]