Las consecuencias del caso Bárcenas pueden llegar a ser mucho peores de las que, a bote pronto, pudieran parecer. Porque, todo este proceso está saliendo a la luz a tandas, a golpes (¿quizá de talonario?) que resulta realmente extraño. Y en todo este proceso de destapar información realmente importante siempre actúan las mismas personas, los mismos agentes periodísticos y políticos.
Hoy mi lado político se encuentra más reflexivo que nunca. Bueno, realmente toda la semana, desde que el fin de semana pasado se publicasen en “El Mundo” una serie de datos del caso Bárcenas que podrían derrumbar a cualquier Gobierno en milésimas de segundo (excepto al nuestro, por supuesto. Somos la excepción que hace cumplir la regla). Pero en toda esta maraña de información “confidencial”, ruedas de prensa, convocatorias de concentraciones frente a las sedes del PP… uno se pregunta qué es lo que puede pasar realmente. Y, concretamente, 3 cuestiones: ¿Por qué siempre es el mismo medio de comunicación el que tiene acceso a datos tan importantes (como ya pasó en el pasado)? ¿Es mejor o peor que Rajoy siga con sus paripés que él denomina ruedas de prensa? ¿Sirve realmente de algo que el pueblo alce la voz en las calles (aunque considero que es muy necesario)?
A estas preguntas hay muchas respuestas. Por ejemplo, Javier Gallego (@carnecrudaradio) en “El Diario.es” da su particular versión, sobre todo a la segunda y tercera pregunta, con la que estoy bastante de acuerdo. O la planteada por Rober Riot (un antiguo compañero de instituto, con el que debatía mucho de política en aquella época), que publicaba el pasado domingo, en su muro de Facebook, unas palabras con las que me mostraba bastante de acuerdo también. Y he decidido (bajo su permiso) que sean sus palabras las que ilustren mi respuesta a estas cuestiones:
El Mundo publica hoy una serie de mensajes entre Bárcenas y Rajoy, en los que se demuestra que Bárcenas era poco más que el contable corrupto de un partido corrupto y Mariano su secretario general, el capo de una mafia, además de presidente del gobierno, dispuesto a adaptar las leyes del país a cualquier empresario que pasase por su caja a dejar un sobre de billetes.
Y claro que es bueno que se publique, por supuesto que es bueno denunciar cualquier corrupción y sería muy bueno que cayese este gobierno de criminales. Pero conviene ir más allá y preguntarse por qué un periódico de derechas ha publicado estos mensajes. Decía Franklin Roosevelt que «en política nada ocurre por accidente. Si ha sucedido te puedes imaginar que fue planeado de ese modo».
Si Pedro J ha decidido publicar una información que podría llegar a derribar el gobierno de Rajoy, no es porque quiera dejar a un lado su ideología para informar de forma transparente, ni mucho menos porque quiera que paren los recortes, no. Pedro J pretende hacer una demolición controlada de un edificio que lleva tiempo en ruinas, que se está agrietando y es obvio que tiene los días contados. Y no me refiero solo al PP, que también, me refiero al PSOE, a la monarquía, y al régimen del 78 en general.
Observen la velocidad a la que el bipartidismo está cayendo en las encuestas, y la tendencia es que sigan bajando. Quién sabe qué podría pasar en las próximas elecciones si nadie da un golpe de efecto. Y ahí está nuestro amigo Pedro J, activando sus explosivos, estratégicamente colocados para que el edificio se venga abajo de la forma más ordenada posible. Y ahí está Esperanza Aguirre, construyendo otro edificio, a la derecha de éste, y más peligroso si cabe.
Conviene preguntarse también dónde estamos nosotros, los que no nos gusta este edificio ni ninguno parecido. A estas alturas deberíamos estar contruyendo nuestra alternativa para vivir cuando terminen de caer estas ruinas. ¿Sabremos estar a la altura? Yo, al menos de momento, no tengo demasiados motivos para ser optimista.
Rober Riot
[Imagen destacada: El Diario.es. Bajo Licencia CC-BY-NC]