Otra experiencia más conjugando Arte y Trabajo Social. Una buena oportunidad de mostrar que la disciplina profesional puede tener una visión artística, sin quitarle prestigio ni valor. Un ejemplo de que la creatividad y el arte pueden ser muy útiles para comunicar más y mejor las investigaciones y proyectos. Una vivencia más que satisfactoria, con la sensación de haber cumplido objetivos y de la que sentirse orgulloso. Todo esto significó para mí, mi paso por el #IICIFETS.
¿Cómo empezó todo? Poniendo en precedentes…
Hace 3 semanas estuve en Logroño en el II Congreso Internacional de Trabajo Social y XI Congreso de Facultades y Escuelas. A este evento asistí desde un nuevo rol, más que motivador, el de moderador de mesa redonda. Era, además, una cita que llevaba esperando y preparando desde julio del año pasado, cuando empezó todo el motivo que me llevó a acudir.
Como decía, en julio del año pasado lancé un post en el que anunciaba la presencia de una mesa sobre «Arte y Trabajo Social» en este Congreso. La propuesta había sido realizada un poco tiempo antes, de manera individual y con muchas dudas. Pero en el momento que fue aceptada, no dudé en enfocarme y proponerme hacer un buen trabajo.
Meses después hubo una modificación importante, al unirse una de mis principales formadoras en Teatro del Oprimido: Vanesa Camarda, que entró a colaborar como moderadora. La necesidad de realizar «correcciones a pares» de los resúmenes y comunicaciones que se enviaban fue el motivo. Y, la verdad, se presentó como una oportunidad única e interesante de trabajar conjuntamente, lo que me ha reportado mucho más de lo esperado.
A todo esta labor de correcciones, posteriormente, le añadimos una más: el envío de propuestas artísticas al Congreso. Nuestro objetivo, realizar algo relacionado con nuestro trabajo (lo que nos reportaba mayor visibilidad) y, a la par, poder sufragar parte del gasto de acudir (es lo que tiene ser autónomo, que pone creatividad hasta en el aspecto económico). Aunque bueno, la visión emprendedora hacía que consideráramos esto como una inversión, más que como un gasto (cosa que espero acabemos teniendo razón).
Finalmente, una de nuestras propuestas fue aceptada. Realizaríamos los #SusurradoresSociales (que ya os conté en un post sobre el Congreso de Madrid). Así que, la cita se presentaba más que apetecible. Prometían ser 3 días de puro Trabajo Social… en los que iba a tener un protagonismo especial el Arte.
¿Cómo fue la mesa redonda de Arte y Trabajo Social?
En lo que respecta a la mesa redonda, puedo decir que fue más satisfactoria. La asistencia fue bastante alta (en torno a las 40 personas), que, teniendo en cuenta la cantidad de mesas que se realizaban paralelamente, me resultó llamativo. Aunque, si es cierto que el título podía resultar atractivo… y más teniendo en cuenta la hora que era (justo después de la comida).
Un aspecto importante que quiero compartir es el planteamiento que tuvimos desde la moderación. La mesa redonda eran 2 horas, con 10 ponencias, en principio (fueron 7 finalmente). Esto ya nos daba un dato de que necesitaba una vuelta de tuerca para que funcionase. Por eso, junto a Vanesa, nos propusimos que debíamos poner nuestros recursos, nuestro arte, en acción y a disposición del buen desarrollo de esta. Sobre todo para que todas las ponencias tuviesen buen resultado.
Así, dividimos las ponencias en 3 bloques, agrupándolas por temáticas (principalmente, aunque alguna suelta se nos quedaba). Planteamos el orden de cada ponencia de tal manera que hubiese un ritmo, con un arranque “suave” pero que enganchase y un cierre potente. Además, planteamos iniciar con alguna dinámica que activase, «despertase» y concentrase al público, así como realizar otras antes de cada bloque, para romper la «fatiga por atención» y recuperar un buen nivel de escucha. Y, por supuesto, decir unas palabras de cierre, pero tampoco demasiadas que restasen protagonismo al cierre en alto planteado.
Gracias a esto, el público felicitó la moderación y a los ponentes con frases como: “era una hora propicia para dormirse, pero no he tenido ningunas ganas”, que creo ilustra muy bien el resultado conseguido.
Más allá del «show» (que comparto para que nos haga pensar sobre cómo se plantean habitualmente), para mí fue satisfactorio porque cumplió bastantes objetivos que me planteé. Las ponencias y proyectos presentados mostraron claramente el potencial del arte como herramienta, tanto desde espacios de transformación, investigación y política (con las comunicaciones de Daniele Cibati e Ivan Alvarado), hasta su capacidad de hacer intervención comunitaria (con los proyectos de «El Arte que ilumina espacios» o «La música como herramienta de intervención”). Además, se mostró una diversidad de artes interesante, ya que tuvimos literatura, cojunción de artes, Teatro, Música, talentos artísticos y Beat Box.
Por otra parte, permitió conocer diferentes proyectos y profesionales del ámbito, generando algo de red como pretendía. De hecho, para mí fue más que interesante las conversaciones que, posteriormente, pudimos mantener Vanesa, Daniele y yo. O diversas reflexiones que comenté con Alejandro Rodriguez durante diferentes momentos del Congreso. Incluso hasta hubo asistentes que desearon estar en contacto con algunos de los ponentes, para posibles futuras propuestas.
(Solo 5 comunicaciones de 10 ponencias. Son las 5 primeras de la lista)
Por último, si que creo que consiguió tener cierto protagonismo en el contexto universitario y formativo, espacio que considero resulta complicado introducir algo más artístico. Aunque bien es cierto que, quizá, el último objetivo que me planteé, de establecer una base teórica, quedó algo diluido y no tuvo tanto protagonismo en las ponencias como hubiese sido interesante. Incluso, hasta acepto (como me aportó Daniele posteriormente) que pudo quedar algo tapado por el planteamiento de la mesa redonda en su totalidad.
¿Y los Susurradores Sociales…?
Por supuesto, no puedo olvidarme de mencionar la acción de Susurradores Sociales. Aquí no voy a adentrarme mucho en qué consiste, porque ya hay un post dónde lo expliqué más detenidamente. Si que decir que, para la ocasión, colaboraron 2 de los ponentes de la mesa: Alejandro Rodriguez (autor de una novela sobre Trabajo Social) y Fabio Cortés (compañero de la #BlogoTSfera además). Y, además, es interesante comentar que, en esta ocasión, considero no fue tan llamativa y no funcionó al mismo nivel que en el Congreso de Madrid.
Para mí, la razón principal fue el espacio y la preparación previa (en la combinación de ambas). En este caso, al no conocer previamente (solo el día anterior) dónde se iba a realizar, dificultó hacer un mejor planteamiento y adaptación de la acción. Además, el hecho de ser 2 ubicaciones más de paso que de estático, a las que no acudían todos los asistentes, hizo muy complejo llegar a un gran número de personas.
Igualmente, fue otra experiencia más acumulada de esta acción, de la que el feedback recibido fue siempre positivo. Un feedback con respuestas muy similares a las recibidas en el Congreso de Madrid. Y que, por supuesto, contó con participación y reflexiones de las personas susurradas, (a la pregunta ¿Que cambiarías del Trabajo Social?), que os dejó aquí para cerrar este post.