¿Existe relación entre embarazo y Trabajo Social? ¿Y con el postparto? ¿Hay posibilidades de intervención desde nuestra profesión en este proceso vital? Estas y otras cuestiones similares me surgieron a partir del año pasado con mi paternidad. Sobre todo por varias experiencias vividas en primera persona que me hicieron pensar que la respuesta era siempre afirmativa.
Una nueva realidad… que ya está muy presente
Hace 1 año publicaba un post en el que hablaba de la nueva realidad a la que me enfrentaba. Contaba como afrontaba la combinación de ser padre y autónomo. De tener un proyecto emprendedor y ejercer la paternidad.
Hoy puedo confirmar que, tal y como pronosticaba, el nuevo prisma está presente en muchas cosas de mi día a día profesional. De hecho, en las redes sociales de vez en cuando hago publicaciones de #reflexionesdeunpadreprimerizo.
Además de esto, en febrero de este año, me invitaran a participar en el blog colaborativo de “Papas Blogueros”. Concretamente colaboré con un artículo por el #mesPadre, campaña en la que publicaron en marzo un post cada día. En él relaté como había sido la vivencia del embarazo y parto, en una situación de pandemia. Y al escribirlo volví a conectar con algo que surgió el año pasado, los puntos de conexión entre embarazo y Trabajo Social.
Mi experiencia en el embarazo y postparto
Como decía, durante nuestro proceso, hubo varios momentos que pensé sobre lo que vivíamos desde el prisma del Trabajo Social. Y el primer momento fue, al establecerse el estado de alarma, al querer solicitar la prestación de “Riesgo durante el embarazo” a la mutua.
Otra situación fue meses después, cuando llegó el taller de preparación al parto. Una formación impartida por las matronas, que resulta indispensable para afrontar ese momento tan clave en la vida de cualquier mujer (y su pareja, implícitamente). Y que tocaba temas relacionados con prestaciones sociales y gestiones burocráticas.
En este mismo tiempo, por iniciativa propia, conocí las guías de parto respetado o los planes de parto. Una perspectiva que, muchas veces, solo la llega a conocer quién pone interés en ello. Porque, aunque lo tengan en cuenta en su intervención, no todos los profesionales sanitarios informan y le dan difusión.
UN PAR DE ARTÍCULOS SOBRE PARTO RESPETADO
Meses después, resalta una vivencia concreta en la primera cita con la pediatra. En aquella consulta, nos hizo un pequeño cuestionario con preguntas que se respondían en muchos casos con un “Sí / No”. Y hubo dos que llamaron mi atención. En una nos preguntó por “nuestra situación laboral”. Y en otra por “la red de apoyo familiar / comunitario que teníamos”.
Un último momento, por supuesto, el comienzo de esta aventura que remueve todos los cimientos de tu vida. Sobre todo los 2 o 3 primeros meses. Y para la que, por mucho que creas haberte preparado, te sientes perdido y te das cuenta que necesitas más herramientas, recursos y apoyos de los que hubieras imaginado.
Descubriendo el Trabajo Social Perinatal
Picado por la curiosidad y las ganas de investigar, busqué en Google “embarazo y Trabajo Social”. Trasteando entre los resultados, descubrí que si existía diversos artículos o trabajos final de Grado. Pero una mayoría ponían el foco en el tema del embarazo adolescente.
Efectivamente, esa realidad abre posibilidades de intervención social que cualquier profesional podría ver. Pero mi propia experiencia seguía diciéndome que el Trabajo Social estaba presente en cualquier proceso de embarazo y postparto, sin importar edad ni nivel socioeconómico.
Siguiendo en la búsqueda, llegué al artículo “Trabajo Social Perinatal”, publicado en el blog “Rompiendo Techos de Cristal”. Ahí conocí esta vertiente, que trabaja desde antes de la concepción hasta el primer año de vida del bebé. Y, además, descubrí que en EE.UU. existe la National Association of Perinatal Social Workers.
Esta entidad marca como posibilidades de intervención, entre otras, “ayudar a crear relaciones saludables y enriquecedoras entre padres e hijos”. O también “defender a la mujer y su familia dentro del en el contexto de la atención médica y en la comunidad”. Pero siempre han de tener como objetivo “asegurarse de que todos los bebés y familias reciban el apoyo de una atención compasiva y competente”.
Además, destacan que esta vertiente del Trabajo Social puede estar presente en múltiples espacios y equipos. Concretamente indican que:
Los trabajadores sociales perinatales trabajan en hospitales, pero también en entornos comunitarios. Pueden trabajar en hospitales pediátricos, agencias de adopción (con madres biológicas y / o padres adoptivos), programas de intervención temprana, programas de abandono prenatal de drogas, clínicas de diagnóstico prenatal, cuidado de crianza, educación para padres y muchos otros entornos.
National Association of Perinatal Social Workers
Relacionando embarazo y Trabajo Social (y postparto)
Por otra parte, también llegué un artículo publicado en el nº 85 de la revista “Trabajo Social Hoy”. Escrito por Ana María Rodríguez, lleva por título “La intervención social en el abordaje de la maternidad y paternidad desde el contexto de salud: la figura del/la trabajador/a social sanitario/a”.
A través de este, la autora pretende “describir la importancia de la figura del trabajador/a social sanitario en la intervención social durante el embarazo, parto y postparto con el fin de brindar apoyo psicosocial a la maternidad y a la paternidad”. Además, mostrar “la importancia de la atención de los factores psicosociales durante este proceso vital y la necesidad de la figura”. Y, por último, realizar “un recorrido por los derechos, beneficios y prestaciones de protección a la maternidad y paternidad, fomento de natalidad y conciliación familiar existentes en nuestro país”.
Echando una lectura rápida, Ana María Rodríguez indica que:
El/la trabajador/a social sanitario/a tiene un rol crucial en la preparación de cara a la maternidad y paternidad. Así mismo, involucra a ambos, pues la corresponsabilidad en las labores de crianza es un eje imprescindible de cara lograr la igualdad entre hombres y mujeres (Delgado, 2017).
Ana María Rodríguez
Además, desgrana funciones en varios ámbitos. Desde los talleres de preparación al parto hasta la intervención social hospitalaria, pasando por la intervención psicosocial en embarazos saludables o intervención social en la crianza. Y, por supuesto, sin dejar de tener en cuenta situaciones de vulnerabilidad, como el acompañamiento en el aborto, el embarazo adolescente o dar al bebé en adopción.
Entre ello, destacar que en lo relacionado con los talleres de preparación al parto y a la maternidad indica que “la figura de referencia será el/la matrón/a pero es muy importante que estos grupos tengan un carácter multidisciplinar, por ello la inclusión del/de la trabajador/a social sanitaria en la realización (Hernández Gallego et al., 2009).”
En último lugar, en lo relativo a los embarazos saludables, indica que “resulta beneficiosa de cara a trabajar de modo preventivo la incertidumbre y ansiedad que puedan presentar en el embarazo y posparto a través de información, fuentes de apoyo, adquisición de habilidades maternales, educación maternal,… (McMahon, 2001).”
¿Qué posibilidades de actuación existen?
Tras investigar, pude comprobar que mis hipótesis estaban bien encaminadas. Si bien es cierto que no he hecho una investigación exhaustiva, lo encontrado me resulta muy esclarecedor para vislumbrar las posibilidades del Trabajo Social en el embarazo y el postparto.
En primer lugar, en lo relativo a la preparación al parto, resulta muy oportuna nuestra aportación ya que podemos abordar con mayor profundidad ciertas cuestiones. Desde los trámites de registro del menor hasta los cambios psicosociales en la familia, pasando por la regulación en cuanto a conciliación familiar o a prestaciones existentes.
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Relacionado con esto último de las prestaciones, también se puede prestar información desde el inicio del embarazo. Digo esto pensando en las bajas relacionadas con “Riesgo durante el embarazo” o “embarazo de riesgo”, que aunque parecidas, conllevan prestaciones diferentes (la primera es por la mutua y la segunda por la Seguridad Social). Y, por experiencia en el primer caso, os aseguro es una maraña burocrática difícil de gestionar.
Por otra parte, en lo relativo al parto respetado, resulta indispensable la presentación del «Plan de Parto». Ese documento tiene una validez legal, protegiendo los derechos de la mujer durante ese proceso. Así pues, teniendo en cuenta que desde el Trabajo Social abogamos por la defensa de los derechos humanos (el derecho a la salud está vinculado con estos), resultaría interesante estar presentes en la información y gestión en este tema.
En tercer lugar, pienso en ese cuestionario que nos hizo la pediatra en la primera consulta. Y quizá resultaría muy oportuno que hubiese, también, una entrevista con la profesional del Trabajo Social de atención primaria al cabo de 1 o 2 meses. En ella podría abordar esas cuestiones más sociales, así como valorar la adaptación familiar y el estado psicológico de madre/padre. O, también conocer el estado de los trámites y apoyar en caso de ser necesario.
Concluyendo…
A parte de las comentadas, ampliando la mirada, me surgen otros campos de intervención. Por ejemplo, acompañar en el proceso de duelo por aborto o muerte perinatal / neonatal. También prestar orientación y apoyos para los casos de hospitalización en neonatología o en nacimientos con enfermedades congénitas. Incluso, ofrecer apoyo psicosocial en los procesos de reproducción asistida.
Dicho esto, queda claro que existe una relación entre embarazo y Trabajo Social. Que hay muchas posibilidades de actuación. Que, además, no tiene por qué existir una situación de vulnerabilidad (nuestro punto de partida habitual para la intervención). Eso sí, por supuesto, formando parte de un equipo multidisciplinar, coordinado por el área médica especializada (obstetricia y ginecología).
En definitiva, tal y como indica Ana María Rodríguez en su artículo:
Tanto la maternidad como la paternidad son un momento del ciclo vital en el que se producen cambios esenciales a nivel biopsicosocial (Gómez Esteban, 1991) (…) Por ello, la intervención social del/de la trabajador/a social (…), ya sea en el ámbito de la atención primaria u hospitalaria, tiene una importancia fundamental.
Ana María Rodríguez
(Editado 16:11) No mostré algo que estoy viendo al difundir el post. Estaba casi seguro que hay programas y proyectos que estaban en esta línea, así como presencia de profesionales del Trabajo Social en este ámbito. Pero, curiosamente, apenas he encontrado cosas publicadas que se aborden este tema, así como que se utilizan otras terminologías (parentalidad, maternidad, atención materno infantil, atención prenatal…). Así que sería interesante que se le diese más difusión, sobre todo al papel que tenemos. Y, además, utilizar el término que se utiliza en el lenguaje común, embarazo y postparto.
Excelente artículo, soy Trabajadora Social y siempre me ha cautivado el acompañamiento a los padres, madres y cuidadores, y éste es especial, porque realmente el proceso de la parentalidad necesita de nuestro acompañamiento en cualquier curso del mismo, y soy una convencida de que esto redundaria en un mejor bienestar para los bebés y para un empoderamiento efectivo y afectivo de la familia .