Un libro que analiza y cuestiona la identidad del Trabajo Social. Una obra de lectura obligada para el autoconocimiento y la autoevaluación. Un compendio de artículos que invitan a la reflexión y al debate. Una aportación a la disciplina profesional, a tener en cuenta si queremos ganar visibilidad y reputación. Así podría resumir como considero a “El arte del Trabajo Social”, el último libro de Óscar Cebolla Bueno, editado por Alejandro Rodríguez Robledillo.
La historia detrás del libro
No podía comenzar este post de otra manera que no fuese hablando sobre ciertos aspectos relacionados con la creación del libro en sí mismo. Mi mente curiosa me gusta conocer cierta información, porque creo ayuda a dar más sentido a la obra. Sobre todo, cuando tengo la oportunidad de conocer al autor de primera mano. Y si, para mas inri, conozco al editor, pues mejor que mejor.
Este libro tiene un punto de partida, un motivante y un punto de inflexión realmente importantes. El primero, lo cuenta el propio Óscar en la introducción, cuando habla del poster que ve en un centro de salud con avatares de profesiones… pero no del Trabajo Social.
En cuanto al motivante, también habla de él en el libro. Hablamos de un enrevesado debate en Facebook en torno al emblema oficial del Trabajo Social. Debate en el que yo también me vi involucrado y me llevó a escribir un post al respecto, haciendo nuevas propuestas de logo.
En última instancia, el punto de inflexión, resulta ser el descubrimiento que hace Óscar en torno a la imagen de Mary Richmond. Cuando él conoció que habíamos estado utilizando una fotografía equivocada (no hago spoiler, él lo ha contado en su blog recientemente), se reforzó la idea que motivaba la escritura el libro: la pérdida de la identidad del Trabajo Social.
Conociendo un poco más…
Cuando uno recibe el libro puede darse cuenta que no es una publicación cualquiera. En tapa dura, hojas gruesas con brillo, ilustraciones a todo color y página completa. En resumen, “El arte del Trabajo Social” es un “libro de coleccionista”, para exponer sobre una estantería.
Sobre esto hablé con Alejandro Robledillo, editor de la obra, confirmando algo que pensaba. Sacar adelante esta publicación ha sido una apuesta arriesgada, desde el punto de vista editorial, por la inversión que requería. Pero que no dudó en lanzarse a ello porque el trabajo que mostraba debía ver la luz.
Curiosamente, Óscar Cebolla me confesó que desde el principio tuvo claro que quería que fuese su editor. Porque, como comenta en el libro, consideraba que era el único que podía apostar por una obra de este tipo, ya que se sale de los cánones académicos y los moldes editoriales de la actualidad.
También me compartía Óscar que el libro fue mutando según escribía y obtenía nuevos descubrimientos de sus investigaciones. Así, Alejandro recibió el primer borrador como un año antes de su publicación. Pero el proceso no se dio por finalizado hasta finales de 2019, ya que sufrió varias modificaciones. Y, finalmente, salió al mercado en mayo de este año, casi a la par que “Madrid 2043”.
Por otra parte, hay otro aspecto que me ha llamado poderosamente la atención. Este es un libro que tiene un estilo de escritura muy similar al blog, más que literario, algo que agiliza su lectura. Pero, curiosamente, podemos considerar esta obra un ensayo, porque es un compendio de reflexiones e ideas. O, incluso, un artículo científico, ya que tiene hipótesis, investigación, marco teórico, resultados y conclusiones. Y, además, con múltiples citas y referencias bibliográficas.
Este aspecto de ser similar al blog también me vino al reflexionar sobre su formato. Tras su lectura tuve la sensación de haber leído un compendio de artículos que podía haber leído individualmente. Esto se produce, sobre todo, en la 2ª parte, dónde Óscar realiza una iconografía propia de su visión de la profesión. Pero lo realmente curioso es que todo está hilvanado por la reflexión central en torno a la identidad del Trabajo Social.
La identidad del Trabajo Social como eje central
Como ya he indicado, la identidad del Trabajo Social es el eje central de este libro. Pero si es cierto que lo vemos, sobre todo, en la 1ª parte. De hecho, lo encontramos desde el inicio, cuando habla “Sobre el autor”. En ese capítulo, Óscar comparte su experiencia personal con la profesión. Y así, con un relato de primera mano, desde la visión de un usuario de Servicios Sociales, ya nos deja un primer aspecto que él identifica en el Trabajo Social.
Sobre esta primera parte se podría decir que es más de “relatos”. De hecho tenemos varios capítulos que comparte “historias”, como el de la puesta en contexto histórico de la profesión. Con esto busca el objetivo de ubicar sus reflexiones. Pero aportando una visión y unos datos más que interesante, que no suelen enseñarse en la facultad.
Por otra parte, también destaca la investigación sobre el significado del emblema oficial de la disciplina. Una investigación que acaba con un análisis e interpretación que resulta más que oportuno y necesaria para reflexionar sobre la simbología de la profesión.
Pero ahí no queda la cosa, porque en su afán de aportar a la búsqueda de identidad profesional, en un capítulo comparte cuales son sus cuatro iconos del Trabajo Social en España. Un trabajo también oportuno, porque, como él indica, “es necesario crear referentes en la profesión (…), como ejemplos a imitar”
A esto último podemos agregar que, durante todo el libro, las historias y reflexiones se ven acompañadas por obras pictóricas (para mí no son ilustraciones porque, están ejecutadas con varios estilos según señala). Y con ello refuerza (coherentemente) 2 ideas que lanza en las primeras páginas: “Es a través de la imagen como se consolida el relato, pero, lógicamente, es necesario que este relato exista, sea reconocido” y «es innegable la relación entre identidad e iconografía. Las imágenes (…) conforman un imaginario común de cualquier cosa».
Desnudando la profesión
Cuando pasamos a la 2ª parte ya nos encontramos con la opinión de Óscar. Su visión y reflexiones más detalladas. Y con estas lanza un globo sonda tanto a la disciplina como a la profesión. O, visto de otra manera, desnuda el Trabajo social mostrando todas sus vergüenzas.
Cabe decir que este desnudar el Trabajo Social se va dejando ver en la 1ª parte, cuando Óscar lanza ciertas frases, ideas o párrafos bomba, que resultan una suerte de bofetón. Como el que nos encontramos al final del capítulo del contexto histórico. En este caso se pregunta y afirma lo siguiente:
Eso sí, en la 2ª parte termina de mostrarnos las vergüenzas. Primero reflexionando sobre los puntos débiles, en la parte titulada “Gajes del oficio” (resalto las relacionadas con la fractura teoría-práctica y con los egos). Y después, sacando a relucir los que él considera puntos fuertes, en la parte “Viva el Trabajo Social” (no sin dejar un cierto regusto de crítica, ya que lo que dice podría generar debate).
Personalmente, esta desnudez que sentía durante la lectura me ha provocado sentimientos encontrados. De una parte, había momentos en los que me revolvía de mi asiento, con cierta rabia podría decir. En otras, no podía más que agachar la cabeza y afirmar que tenía toda la razón. Eso sí, tras acabar el libro sentí que podía ser una magnífica obra utilizada como disparador de la reflexión colectiva sobre “el estado de la profesión”. Y que, a la par, nos lanza posibilidades de por dónde podríamos ir para hacerla crecer.
En conclusión, una obra de referencia
Con este libro creo que Óscar ha creado una obra que, a partir de ahora, consideraré de referencia para la profesión. Si alguien quiere entenderla a fondo, le resultaría muy positiva leerla y reflexionar a partir de ella. Porque, al fin y al cabo, la identidad del Trabajo Social está compuesta de muchos “pequeños” detalles que se mencionan en el libro.
Además, esta obra tiene un valor añadido para tenerla aún más en cuenta. En primer lugar, estas reflexiones vienen de alguien externo. Pero, a la par, es alguien que conoce muy bien la profesión. Y es que Óscar conoció el Trabajo Social en el plano personal, como usuario. Pero también lleva trabajando muchos años en el Consejo General. En resumen, como él dice en una sencilla y directa cita aclaratoria “es un profesional del derecho al servicio del Trabajo Social”. Y agrego, que la ha conocido en profundidad gracias a su tarea como coordinador de la revista del Consejo (con todo lo que eso conlleva).
Partiendo de esto, también suma que él se ha desnudado al escribir la obra. Porque todo el rato habla a la cara al lector. Incluso le interpela, al asumir su «no conocimiento» de la profesión (yo diría que todo lo contrario). Y lo hace de tú a tú, poniendo siempre por delante que estás leyendo es su propia visión y opinión, desde su experiencia personal y profesional.
Para acabar, quiero dejar el que, a mi juicio, es el mensaje de este libro. Una idea que encontramos en el capítulo dedicado a sus iconos del Trabajo Social. Y que indica lo siguiente:
P.D. He subrayado bastantes cosas del libro y he realizado varias anotaciones. Me ha sido inevitable por la cantidad de ideas y reflexiones que me surgían, al ser una obra que se asienta sobre la relación entre Arte y Trabajo Social. Son tantas que no podía ponerlas todas aquí. Y, además, varias de ellas podrían dar para post individuales (quizá, en un futuro, las utilice como disparadores). Pero si quería dejar dos que tienen ganas de salir, por ser retos para Alejandro y Oscar:
- Reto para Alejandro, como escritor y editor: podría ser interesante escribir obras biográficas de referentes de la profesión (mediante entrevistas a dichas personas), pero en forma de relato o novela.
- Reto para Oscar, como dibujante / pintor / ilustrador: crear un icono avatar de la profesión (tipo los iconos de perfil que aparecen en una imagen de este post), en un proceso de trabajo grupal.
Toda la razón al autor y al crítico por recogerlo. Se han perdido muchas historias de trabajo social porque nunca hemos tenido tiempo ni empeño en recoger lo que estábamos haciendo. Y aún ahora, jubilada ya, pienso que debería haber escrito mucho sobre mis experiencias y los avances conseguidos. La burocracia que conlleva nuestra profesión nos hace perder mucho tiempo y ganas.