¿Y si mezcláramos ciencia ficción y Trabajo Social en una novela? ¿Y si, además, la historia trata sobre un mundo futuro relacionado con la pandemia del coronavirus que estamos viviendo? ¿Qué papel tendrían los Servicios Sociales y la intervención social en ese mundo distópico? Todas estas preguntas son las que creo pudo hacerse Alejandro Rodríguez Robledillo para acabar escribiendo «Madrid 2043», su última novela publicada hace poco más de 1 mes.
¿Ciencia ficción y Trabajo Social? ¿Es posible?
Cuando a mediados de marzo se decretó el Estado de Alarma, Alejandro aún no creía que fuera a escribir una historia que, 4 meses después, comenzase a tener tintes de hacerse realidad. Si no totalmente, al menos en varios de sus aspectos. Porque, visto lo que estamos viviendo, a veces la realidad supera a la ficción.
Al decir esto me refiero a «Madrid 2043», la última novela escrita y publicada por Alejandro Rodríguez Robledillo. Una novela que, según me ha contado, fue escrita durante el confinamiento. Una semana de abril, encerrado casi todo el día tecleando, para acabar dando forma a esta obra tirando del hilo de un impulso imaginativo que le pasó por la cabeza.
(Prólogo de la novela por José Manuel Ramíez Navarro)
Con ella, de nuevo da un giro en su estilo. Está vez podríamos decir que se ha introducido en el género de de la ciencia ficción, ya que plantea una historia en una realidad distópica y futura. Una realidad que nos muestra cómo podría acabar todo lo que está ocurriendo durante este año con la pandemia del coronavirus. Y, además, consigue introducir, una vez más, nuestra profesión. En definitiva, mezcla ciencia ficción y Trabajo Social.
Tras su escritura, durante mayo se decidió a publicarlo. Quizá los análisis decían que un libro sobre la pandemia no funcionaría. Pero Alejandro es de ir a contracorriente. Y, además, de seguir sus impulsos e intuición. Así que tras procesos de corrección con algunos «conejillos de indias», lo mando a imprenta. Y en junio comenzó su venta.
Así llegó a mis manos «Madrid 2043» a finales de junio. Vi que era una novela corta, así que la cogí por banda y me lancé a su lectura a principios de este mes. A ratitos, en algo menos de una semana, la acabé. Así que, como he hecho con sus anteriores obras, he querido compartir mi humilde crítica, tanto desde la mirada de Trabajo Social como literaria. Y que mejor que compartirla hoy, 23 de julio, día que este 2020 se ha decidido celebrar el Día del Libro.
El Trabajo Social en la novela
Algo que caracterizan las novelas de Alejandro es la presencia del Trabajo Social. Como dije en su momento, con la primera considero que hizo el Trabajo Social literatura. Y con la segunda, aun no siendo protagonista, tiene mucho peso e importancia tanto en trama como en contexto.
(Artículos sobre las dos primeras novelas de Alejandro Rodíguez Robledillo)
En esta nueva obra la disciplina pasa a un plano secundario. Es cierto que tiene varias cosas, de bastante importancia en la trama, como los Servicios Sociales (ya lo indica en la sinopsis) o programas de intervención social. Pero considero que, en el total de la historia, es algo puntual (de hecho, no aparece realmente hasta la mitad del libro). Y que quizá podría haberse desarrollado más, dándole mucho más peso y presencia.
En relación a esto me he planteado la necesidad de ser profesional de Trabajo Social (o conocer su funcionamiento) para ver completamente su relación. Me pasa especialmente con las alusiones al «método de escalera» o a los albergues para personas sin hogar. Se habla de ambos, pero no hay la profundidad que si podíamos encontrar en sus otras obras.
Igualmente, plantea una realidad de «clasificación social» que me resulta muy interesante y atractiva. Esta clasificación funciona a través de puntuación y de elementos característicos (los guantes y las mascarillas son muy importantes). Y esto resulta un reflejo de la «clasificación» que genera hablar de «personas en exclusión social», así como muestra una suerte de «clases sociales».
Por otra parte, la crítica explícita (algo también característico de los textos de Alejandro), muy habitual en sus anteriores novelas, tampoco está tan presente. Aunque, obviamente, esa crítica se vislumbra por el carácter de la propia obra y la historia que cuenta. Y esto conlleva que la reflexión sobre la profesión se haga desde otra perspectiva.
Por todo ello, considero que está obra es sociológica y política, más que de Trabajo Social. Algo que resulta lógico si pensamos que es una novela de ciencia ficción. Y es que este tipo de historias distópicas llegan a planos más amplios en lo que a mirada social de la realidad se refiere.
Mi visión literaria
Vaya por delante que lo que voy a comentar es una valoración personal. Que la hago desde ciertos criterios que me resultan clave. Y que me ha sido inevitable pensar en el resto de libros suyos (incluso, pequeñas historias que comparte en redes sociales), cuando he reflexionado sobre esta nueva obra.
En primer lugar, «Madrid 2043» tiene referencias de varias obras cinematográficas y literarias. Tiene aspectos de «Black Mirror» (sobre todo la primera temporada, que la considero la mejor), «1984», «Un mundo feliz» o «El cuento de la criada». Incluso veo matices y guiños de «Alicia en el país de las maravillas», «Matrix» o «Blade Runner». Yo que soy bastante fan de este tipo de obras, ver una en la que se entremezclan me resulta atractivo. Igualmente, me pasa que en su caso se me queda a medio gas, me falta un punto de riesgo. Sobre todo, porque no crea un mundo nuevo, sino que trabaja sobre algo existente en la actualidad.
Cuando digo esto es porque la historia se desarrolla en Madrid. Todas las ubicaciones que menciona existen realmente. En mi caso, que me conozco muy mucho la ciudad, me ha restado a la imaginación. Este hecho es algo característico y clave de los mundos distópicos de la ciencia ficción, que son mundos nuevos por completo, aunque tengan una inspiración en la realidad. Por eso sentí que le faltó ese punto de riesgo. Y me hubiera resultado más atractiva una ambientación en Madrid, pero utilizando ejemplos y símiles de la ciudad (algo que, además, considero saber utilizar muy bien).
Por otra parte, me costó engancharme en la trama. Hasta el último tercio de la novela no percibí esa acción e intriga que te hace agarrarte al libro y no querer soltarlo. De hecho, en la primera mitad, he echado en falta más presencia de ese «contar en vez de explicar» que tan bien sabe ejecutar Alejandro (y que utiliza sobradamente en sus anteriores títulos).
Por último, esto que comento también creo que podría ir a la contra. Porque si lo utilizase, la novela hubiera duplicado su número de páginas (o casi). Y quizá hubiera perdido bastante de la ligereza que tiene el texto, algo que me parece positivo, porque no me hizo tener intención de abandonar la lectura.
Una apuesta arriesgada que muestra su valentía
Con todo lo dicho, tras acabar el libro, me vino una idea a la mente. Esta inmersión en la ciencia ficción me hizo darme cuenta del talento especial que tiene Alejandro para ficcionar y hacer literarios los «hechos reales». Por eso creo que en esta novela no se aprecia todo su buen hacer en la escritura. Y, a la par, creo que muestra un potencial que me gustaría descubrir si lo sigue explorando en mayor profundidad.
(Entrevistas a Alejandro R. Robledillo hablando sobre «Madrid 2043» – en radio a partir del min. 4:35)
De todas formas, creo que es muy interesante leer esta nueva obra. Incluso necesario, para reflexionar sobre lo que estamos viviendo. Además, creo que le acerca totalmente al público general, sin tanto hincapié en los profesionales de la intervención social. Y eso lo valoro positivamente, porque puede hacer que luego se animen a leer sus otras obras, con lo que ello conllevaría para la profesión.
En resumen, considero que Alejandro ha hecho una apuesta arriesgada lanzándose a publicar esta novela. Y, como dice el dicho, quien no arriesga no gana. Además, no puedo más que aplaudir su valentía de no encajonarse en un solo estilo literario. Y esto es algo que siempre me motivará a leer sus futuras obras.
[…] También me compartía Óscar que el libro fue mutando según escribía y obtenía nuevos descubrimientos de sus investigaciones. Así, Alejandro recibió el primer borrador como un año antes de su publicación. Pero el proceso no se dio por finalizado hasta finales de 2019, ya que sufrió varias modificaciones. Y, finalmente, salió al mercado en mayo de este año, casi a la par que “Madrid 2043”. […]