¿Quiénes fueron las primeras emprendedoras del Trabajo Social? ¿Hubo casos en la historia de la profesión que puedan ser considerados como emprendimiento? ¿Debemos mirar más al pasado para reflexionar y hablar de este tema? Estas preguntas son las que me motivaron a escribir el post de hoy, buscando darlas respuesta.
Una cuestión de historia
La semana pasada os contaba que ando enfrascado en una investigación sobre Emprendimiento desde el Trabajo Social. Con ella reflexionaré y aprenderé mucho sobre esta realidad. Pero no es algo nuevo.
Gracias al blog, ya llevo un tiempo dando vueltas al asunto. Varias son las veces que he publicado entrevistas a colegas emprendedores. Y también ha habido multitud de encuentros en los que he charlado con compañeros y compañeras de fatiga al respecto.
Eso sí, en todo este tiempo, más de una vez me ha surgido la duda de cuándo empezó todo esto del emprendimiento en la profesión. O quiénes fueron los primeros profesionales que podamos considerar referentes en el ámbito. Sobre todo de cara a asentar, argumentar y defender nuestra labor los que estamos en este camino.
El asunto es que, entre reflexión y reflexión me vino una pregunta: ¿es que no ha habido emprendimiento en toda la historia del Trabajo Social? Cuando digo “toda la historia”, digo desde sus inicios. Lo curioso fue que, casi a la vez, se respondió. Y cuál fue mi sorpresa al darme cuenta que me surgieron nombres muy conocidos de la historia de la profesión.
Algunas primeras emprendedoras del Trabajo Social
La primera emprendedora del Trabajo Social a la que hago referencia es Jane Addams. Ella fue quién fundó en 1889 el Hull House en Chicago (junto a Ellen Gates Starr). Incluso, su aportación fue una importante innovación social, ya que fue de las primeras casas de acogida en EE.UU. Y esta iniciativa se replicó por todo el país, llegando a casi 500 casas en la década de 1920.
De ella me voy a su fuente de inspiración, Henrietta y Samuel Barnett. Este matrimonio inglés fundó el primer Toynbee Hall, un centro vecinal que buscaba la implicación de la comunidad en la reducción de la brecha entre clases sociales. Y, además, muy en relación con la lucha social, ya que ese proyecto tenía como marco el Settlement Movement, el movimiento social reformista que el matrimonio Barnett promovió.
Sigo tirando del hilo y surge nombrar a Octavia Hill. Ella fue pionera en temas relacionados con la accesibilidad a la vivienda de la clase obrera. De hecho, creó el conocido como «Sistema Hill de Viviendas». También fue pionera en el registro de casos (tratando los archivos de manera confidencial), lo que podemos considerar el primer precedente de la «Historia Social». Además, destacar que ella se mostraba en contra de las donaciones caritativas, ya que consideraba que servían para mantener las diferencias sociales
En último lugar, no podía olvidarme de la gran referente, Mary Richmond. Durante la carrera, siempre están de fondo sus aportaciones. Especialmente, destacan las relacionadas con su libro “Diagnóstico Social”. Este libro es de las primeras publicaciones en el que se conceptualiza y sistematiza el Trabajo Social.
Esto ha llevado a considerar que con ella nacen la profesión y la disciplina (sobre todo el Trabajo Social de Casos). Además, propuso la creación de una Escuela de Trabajo Social, que acabó fundándose en 1898 en New York (con el nombre de “Escuela de filantropía”. Y que acabó llamándose “Escuela de Trabajo Social” en 1918).
Algunas reflexiones rápidas al respecto
Con todo lo que he contado de las principales precursoras, si esto no lo consideramos emprendimiento, apaga y vámonos. Porque si todas ellas no hubieran tomado la iniciativa de arrancar nuevos proyectos, yo no estaría aquí hoy hablando del Trabajo Social como una disciplina académica y profesional.
He de reconocer que hasta a mí mismo me ha resultado curiosa esta mirada. Porque cuándo aprendemos la historia del Trabajo Social, surgen todos estos nombres. Pero también es cierto que, en muchas ocasiones, acabamos cogiéndolos algo de tirría. Quizá porque falta ver más y mejor sus aportaciones en la práctica. Quizá porque se piensa que no sirven en la actualidad.
Por otra parte, no niego que quizá haya aspectos de sus planteamientos y proyectos que, en la actualidad, han de ser revisados. Pero pongo especialmente en valor su emprendimiento por el contexto en el que ocurrió. Porque todas ellas promovieron cambios en sociedades dónde la voz femenina no era tenida en cuenta (y si acaso, lo era mínimamente).
Además de todo esto, decir que yo he mencionado a estas porque son las que me surgieron cuando respondí la pregunta. Pero estoy seguro que podemos poner muchos nombres más. De hecho, digo esto y rápidamente me viene a la mente la alfombrilla del #XIIICongresoTS con «Las 4 fantásticas» (en la que están 2 no mencionadas: Irena Sendler y Concepción Arenal).
Una publicación compartida de Israel Hergón (@israelhergon) el 19 de Oct de 2017 a la(s) 5:21 PDT
Dos últimas anotaciones
Para ir cerrando, mencionar algo que me parece clave: la profesión en cuanto a valores, derechos sociales, metodologías y técnicas, tiene sus bases en la mayoría de sus planteamientos. Y esto es algo importante a la hora de ver a todas ellas como las primeras emprendedoras del Trabajo Social.
Por último, que en este tema del emprendimiento tenemos que mirar más al pasado. Porque nos daremos cuenta que, en nuestro origen, el Trabajo Social siempre fue emprendedor y tomaba la iniciativa por promover cambios sociales. Y esto es algo que no debemos perder de vista cuándo hablemos de emprender en la profesión.
P.D. Para quién quiera referencias de cara a leer más sobre las primeras emprendedoras del Trabajo Social, puede pulsar en los enlaces de dicha “sección” del texto (algunos están en inglés).
[Imagen destacada: foto exposición de Mary Richmond en el #CongresoTS de Mérida. Fuente: Consejo General del Trabajo Social]