Una experiencia que la sacó de la zona de confort y la invitó a explorar. Emprender creando una asociación es un proceso duro, pero también ilusionante. Una asignatura pendiente en la formación universitaria. Estas son algunas de las reflexiones que Carmen Belchí tiene por su experiencia en Emprendimiento desde el Trabajo Social,
Compartiendo, aprendiendo y reflexionando con otra colega emprendedora
La semana pasada publicaba en el blog la entrevista a AIRES Asociación. En ella podíais conocer más de esta entidad, creada en 2015, que busca establecerse en la intervención con personas sin hogar utilizando el modelo «Housing First».
Esa entrevista fue contestada por Carmen Belchí, trabajadora social, fundadora y presidenta de la entidad. Como conté, a ella la conocí en una formación sobre emprendimiento en el Colegio de Trabajo Social de Madrid.
Con ella, al igual que con otros colegas de emprendimiento desde el Trabajo Social, hemos compartido reflexiones sobre nuestras experiencias, visiones, aprendizajes, etc. Y, como no podía ser menos, he querido que lo compartiese con los lectores de este blog. Así, conocer una visión diferente a las tratadas, pues es desde emprender creando una asociación. Y, además, continuar en mi afán de generar conocimiento sobre esta realidad bastante poco conocida dentro de la profesión.
Las reflexiones tras emprender creando una asociación
Con todo esto, poco más que decir. Tan solo que no ha sido la única entrevistada (os digo quién es al final del post). Pero, primero, os dejo con la entrevista:
En primer lugar, saber cómo y porqué empezó todo. En definitiva, ¿qué te llevó a emprender?
Pues la verdad es que fueron varios los motivos que se cruzaron en un momento determinado y me llevaron a ello. Para empezar estaba mi situación laboral, nada estable, en la que llevaba haciendo suplencias durante varios años en los diferentes recursos de la red municipal de atención a personas sin hogar de Madrid.
Esta experiencia laboral fue muy importante para mí y, después de un tiempo, no tuve duda de que ésta era el área de intervención en la que quería seguir mi desarrollo profesional. Sin embargo, no terminaba de sentirme cómoda en según qué recursos hasta que, como te comentaba en la entrevista a AIRES, conocí la metodología Housing First en la V Jornada Técnica que coordinó FACIAM. En ese momento encajaron las dos primeras piezas del puzzle. Y detrás, llegarían todas las demás. Como Trabajadora Social ya sabía qué quería hacer y cómo. No es poco, ¡pero es sólo el principio!
¿Cómo ha sido la experiencia de emprender desde ser trabajadora social? ¿Cuáles han sido las barreras dentro y fuera de la profesión? ¿Y los apoyos?
La experiencia ha sido y es de un gran aprendizaje continuo. Lo primero que tienes que tener claro es que se acabó la vida dentro de la zona de confort, metes lo justo en una mochila y ¡a explorar! Al principio te viene todo grande y no conoces muy bien el terreno en el que te mueves. Te tiembla la voz, ¡y hasta las piernas! Los escenarios son muchos y variados, y cada uno con sus “usos y costumbres”; los lenguajes, tiempos, normas no escritas… son diferentes en cada caso y claro, tú vienes de la calle, de los albergues, etc. Esos son entornos en los que te manejas, pero de repente todo es nuevo y te tienes que adaptar. Empiezas a crecer en otras disciplinas.
Sin embargo, sí que creo que las trabajadoras sociales contamos con muchas más herramientas de las que somos conscientes a este respecto. Es decir, estás acostumbrada a trabajar con personas, con situaciones muy complejas, con burocracia, legislación… Día a día tratas de apoyar en la resolución de problemas, por lo general, de gran calado si los miras en su totalidad y con unos recursos muy escasos… ¡Ya sabes sobrevivir!
En cuanto a las barreras y los apoyos… La verdad es que grandes barreras como tal no siento que me haya encontrado (de momento), pero sí que es cierto que mis principales apoyos, además de en el equipo que fundamos AIRES, los he encontrado o en grandes trabajadoras sociales, a nivel particular, que ya me conocían o de profesionales de la Integración Laboral. Contabas en la anterior entrevista que nos conocimos en el proyecto «Talento On» de la Asociación Eslabón. Pues para mí fue sin duda determinante mi paso por allí a la hora de emprender y empujar en AIRES.
Tú no has emprendido sola, sino creando una asociación. ¿Qué ventajas e inconvenientes has encontrado desde esta forma de emprender?
Como te decía, contar con un equipo que no sólo te arropa sino que hace suyo el proyecto desde el primer momento, es algo muy grande. Por supuesto que empastarnos como equipo desde la nada y con el objetivo de construir un proyecto innovador no fue del todo fácil y nos llevó un tiempo. Crear rutina de trabajo sobre algo que está por crear, que es totalmente abstracto al inicio, cuesta. La disponibilidad de tiempo de cada miembro nunca ha sido la misma. Y, por tanto, los ritmos muchas veces tampoco. Eso hay que aceptarlo así y aprender a gestionarlo de la mejor manera entre todas. Pero con ganas y honestidad conseguimos que no se convirtiera en un problema.
Y las ventajas… ¡son tantas! A nivel técnico ya te comenté en la anterior entrevista. Pero creo que la más importante para mí viene desde lo personal, desde lo humano. Sentirte parte de un proyecto común que vas construyendo piedra a piedra, entre todas. Sentir el empuje de cada compañera y ver el brillo en sus ojos… Es un proceso duro, pero también muy ilusionante.
Una última pregunta que hago a todo profesional del Trabajo Social que pasa por aquí… ¿cómo crees que debería ser la dupla Emprendimiento – Trabajo Social?
Creo que aquí tenemos una gran asignatura pendiente, ya desde la Universidad. Tengo la sensación de que, en general, es una enseñanza muy dirigida a amoldarte a lo que ya existe y, por supuesto, a trabajar por cuenta ajena. Yo no conocí qué era eso del “ejercicio libre del trabajo social” hasta hace unos años (pocos). Creo que sería muy interesante, de inicio, mostrar esta otra faceta del Trabajo Social a las alumnas y que la puedan conocer de primera mano. Se me ocurre así sobre la marcha que un laboratorio de ideas estaría muy bien, un espacio donde crear nuevos proyectos desde esa mirada «sin contaminar», desde la utopía, desde los principios y los valores intactos. Y, por supuesto, dotar de conocimientos, herramientas y autonomía a las trabajadoras sociales para poner en marcha sus propios proyectos, sus propios sueños.
Nada más por mi parte. Un placer contar con tus palabras y aportar tu visión en este blog. Si quieres comentar algo más, este es el momento…
No puedo más que animar a todas las compañeras que sientan que donde están no es su sitio, que tienen una idea por pulir, un sueño… que lo exploren sin miedo, que se den la oportunidad. Estoy convencida de que ¡hay mucho talento por aprovechar! Nuestra profesión es, por lo general, bastante dura. Cambiar de vez en cuando nuestro trabajo creo que ayuda, y formar parte de un proyecto en el que crees hace que vivas la profesión de otro modo. Yo hace casi dos años que trabajo más horas que tiene el día, porque desconectar es muy complicado cuando desarrollas un proyecto propio, pero no tengo la sensación de «ir a trabajar» cada día.
Hasta la próxima semana… y entrevista
Hasta aquí podemos leer por hoy. Como dije antes, no ha sido la única entrevistada. Porque también le he pasado estas mismas cuestiones a Ania Pérez, otra de las fundadoras de AIRES Asociación, que también es trabajadora social. Lo que ella tiene que decir, lo descubriréis la próxima semana. Así que… ¡¡¡estad atentos!!!
[Imagen destacada: elaboración propia con foto aportada por Carmen Belchí]