Trabajo Social y cuentos confluyen en un aspecto, en lo social de ambos. Cuando digo social me refiero a popular, comunitario. Desde esta idea, las posibilidades de utilización como herramienta de intervención comunitaria tienen un potencial que permitirían hacer proyectos creativos y que otorguen protagonismo a las personas.
Hoy sigo en el blog con el tema que empecé el otro día, la relación de Trabajo Social y cuentos. Si en el anterior post me centré más en la utilización por los propios profesionales del Trabajo Social, hoy doy una vuelta de tuerca y reflexiono por otras vías en las que el cuento es la “excusa” (sin olvidar el respeto a este, como dije en el anterior post).
La Animación a la Lectura, ¿una posibilidad?
Hoy voy a comentar una posible utilización que no conozco en primera persona, ni tan en profundidad, pero me la he planteado en ocasiones. Sería la intervención comunitaria, enmarcada en proyectos de Animación a la lectura o de recuperación de memoria colectiva. A través de varios cuenteros he conocido experiencias que me han llevado a pensar esto.
Para el primer caso, puedo contaros un par de ejemplos. Recuerdo que en el taller que hice de «Animación a la lectura» con Pep Bruno habló de varios proyectos llevados a cabo en colegios. Uno de ellos era el denominado «Cuentos con chocolate». Os invito a que leáis toda la info que tiene en su web, pero cito unas palabras referidas a las virtudes de esta actividad, en las que hace referencia al valor para la comunidad:
El reforzamiento de la comunidad educativa que trabaja junta, disfruta junta, participa junta, alrededor de la palabra dicha (que siempre ha convivido con la comunidad). (…) Los padres y madres que cuentan en los cuentos con chocolate pueden acabar por colaborar con el colegio (o la biblioteca) (…) convirtiéndose en unas piezas muy valiosas y enriquecedoras dentro de la vida del centro.
Por otra parte, habló de un proyecto que consistía en juntar a profesores con los padres para hablar sobre los libros (y leerlos) que tenían que leer sus hijos en el colegio (no he encontrado info de este). Hablando de este llegamos a comentar que, además, las relaciones entre ambos agentes habían mejorado, existía más y mejor comunicación, se enfocaban de otra manera los posibles conflictos…
Con todo esto, a mí me surgen un par de preguntas: ¿acaso estos no son fines del Trabajo Social Comunitario? ¿acaso no pueden plantear los trabajadores/as sociales y profesores, conjuntamente, un proyecto de este tipo para trabajar ambos objetivos, tanto sociales como educativos?
El cuento y la memoria colectiva
Para el segundo caso, me remito a invitaros a leer un artículo de John Ardila (publicado en la web de AEDA), titulado “La narración oral de la conciencia épica popular como herramienta para contrarrestar el olvido de la memoria colectiva”. Es cierto que su enfoque es más desde lo artístico, pero hace hincapié en el valor social y comunitario de contar y crear cuentos. Para empezar citaré unas palabras:
En el caso de aquellos que ocupan el lugar menos favorecido de las relaciones de poder (…) las narraciones de su conciencia épica popular incluyen un componente heroico (…) cuentan como se sobrevive en medio de situaciones hostiles y complicadas para la vida, testimonios de actos que contribuyen al mejoramiento social de la comunidad o relatos de pequeñas luchas reivindicativas.
Cuando leí este artículo tuve clara una idea: que una comunidad se puede identificar a través de los cuentos e historias que se han ido contando y transmitiendo a lo largo de los años. Y que, además, para cada comunidad las historias seguramente serán diferentes. Porque, como bien indica John Ardila:
“la conciencia épica popular puede entenderse como la forma de registrar la historia de manera épica y heroica. No se trata de los libros y tratados escritos por los expertos de referencia, donde se exponen las fechas y grandes acontecimientos, sino la manera como las personas entienden, sienten y viven los hechos cotidianos que suceden y sobretodo el significado que para ellas han tenido”
“no me refiero únicamente a aquellos actos que claramente todos reconocemos como heroicos/antiheroicos (…) También pueden considerarse actos heroicos (…) la siembra de árboles, (…) el acompañamiento a personas en situación de movilidad reducida (…). Igualmente pueden definirse como actos crueles una ofensa pública y comunitaria, el constante maltrato de un funcionario de la administración (…). Cada persona y cada comunidad definen lo que es heroico o cruel y lo que recuerdan por el significado que tiene para ella.”
Un proyecto de Trabajo Social Comunitario…
Al hablar de este memoria colectiva no puedo obviar hacer mención a una narradora en concreto, Victoria Gullón. Esta narradora se define a sí misma como romancera, ya que lo que principalmente cuenta (o, mejor dicho, canta) son romances populares, de tradición oral, recopilados o que ella misma conoció de primera mano en su infancia.
Me resulta inevitable pensar en ella cuando hablo de estos temas. Pasa que, gracias a que he podido conocerla personalmente y compartir charlas (sobre estos y otros asuntos del mundo del cuento), la considero una profesional que fomenta todo lo comentado anteriormente: la recuperación y pervivencia de una memoria colectiva/popular, que tiene un gran valor comunitario y que no habría de perderse nunca.
Con todo esto de la memoria colectiva, personalmente se me ocurre la posibilidad de llevar a cabo proyectos en pueblos o zonas rurales, con personas mayores, para conocer sus historias. Desde este objetivo, también se pueden trabajar el sentimiento de pertenencia a la comunidad, las relaciones interpersonales, la visibilidad de estas en el entorno urbano, la pervivencia de un bien socio-cultural… En definitiva, serían proyectos de Trabajo Social Comunitario. Además, a mi parecer, estos cuentan con dos puntos a favor: primero, que parten desde los intereses de las personas con las que intervenimos, dándoles total protagonismo. Y, segundo, todo lo que podemos aprender sobre la comunidad con la que estamos trabajando, a través de los cuentos e historias con las que se identifican.
Concluyendo…
En conclusión, que los cuentos e historias tienen un valor popular, de bien socio-cultural, intrínseco. Por esto, si desde el Trabajo Social ponemos en relieve este valor, podemos considerarlos una herramienta en ciertos contextos de intervención comunitaria.
P.D. 1 Con todo lo escrito y planteado no es que quiera dictar sentencia. Esta es simplemente mi visión y sé que me queda mucho por investigar. Esto simplemente son mis primeras reflexiones, que he querido plasmar en el blog para ordenarlas y compartirlas.
P.D. 2 También os invito a que leáis toda la info de la web de Pep Bruno sobre «Estrategias de Animación a la lectura». En ella podréis encontrar más proyectos, igual de interesantes, que quizá os puedan inspirar.
P.D. 3 Unos instantes antes de publicar esta entrada, justo conozco que el Boletín nº 23 de AEDA (de septiembre) son artículos que reflexionan sobre los cuentos y su función social.
[Imagen destacada: Blog CEIP La Senda (modificada)]
Hola Israel, la segunda opción que citas (y no recuerdas su denominación) es «Leer Juntos», programa soñado por Merche Caballud y Carmen Carramiñana maestras del colegio público de Ballobar. Esta actividad funciona por todo Aragón y muchas otras comunidades en centros puntuales. Más información en este PDF: http://www.cerlalc.org/redplanes/secciones/biblioteca/leer_juntos.pdf y el blog de la celebración de sus 20 años http://leerjuntosxxaniversario.blogspot.com.es/
Saludos
Es la tercera vez que no consigo publicar en tu página. No sé que hago mal, pero desaparecen mis comentarios. Te comentaba que me parecen muy útiles tus reflexiones sobre la capacidad terapéutica de los cuentos. En ese sentido me recuerda algunos usos que en terapia familiar hacemos de los cuentos y metáforas, así como algunos conceptos que se manejan en terapia narrativa. En todo caso, como bien decías en tu entrada anterior, hay que controlar los aspectos emocionales que estas herramientas tienen. Felicidades.