Una forma amena, lúdica y apetecible de aprender. Un espacio para reflexionar y compartir inquietudes. Una oportunidad para conocer a otros profesionales (incluso de otros puntos de España) de manera más cercana e informal. Una experiencia que te enriquece profesional y personalmente. Todo esto ha significado para mí asistir al I Encuentro de Verano de Trabajo Social en Movimiento.
Hoy vuelvo para contaros una experiencia reciente. Vuelvo, además, por mis derroteros de Trabajo Social. Para compartir con detalle un evento al que asistí el pasado fin de semana para trabajar, pero también para aprender y disfrutar. Y así, a la par, apoyar esta iniciativa y darla a conocer.
Sobre el Encuentro
Como decía, el pasado fin de semana (exactamente del 11 al 13 de julio) asistí al I Encuentro de Verano de Trabajo Social en Movimiento. Este es un evento formativo organizado por el Colegio de Trabajo Social de Málaga, celebrado en esta ocasión en el CEULAJ (Mollina, Málaga). Los propios organizadores lo presentaban como un espacio en el que los profesionales de la intervención social se reunieran y tratasen temas que afecten a nuestra sociedad, sobre todo porque la situación actual de crisis requiere de nuestro debate, reflexión y compromiso con los sectores sociales más afectados.
El programa fue bastante completo. Por las mañanas, conferencias y mesas redondas. Por las tardes, talleres. Las temáticas, muy variadas: infancia, vivienda, comunicación social, desempleo, nuevas metodologías y herramientas… No faltaron, por supuesto, actividades lúdicas, como una visita/ruta guiada al Torcal de Antequera.
¿Para qué asistí?
Explicar que a este Encuentro asistí en calidad de ponente. Participé realizando una sesión de cuentos (actividad lúdica nocturna del viernes) y, por otro parte, impartiendo un taller de «Teatro como herramienta para resolución de conflictos» (el sábado por la tarde). Pero, aprovechando que bajaba decidí quedarme todo el fin de semana y así podía también asistir al resto de la formación y actividades.
Desde mi papel como ponente, comentar que la organización estuvo totalmente abierta y disponible a mis propuestas y peticiones (aunque no fueran muchas). Este aspecto se agradece, porque así uno trabaja más cómodo y el resultado tiene mayor calidad. Además, poniendo facilidades de cara a mi desplazamiento y estancia allí desde el primer momento, cosa que me hizo aceptar la propuesta desde que la recibí.
Mi valoración
Desde mi rol como participante, felicitar a la organización por lo completo y variado del programa. Gracias a ello me permitió tocar temas que antes no había tocado (tan específicamente). Quizá, sólo le pongo 2 peros: primero, que todas las conferencias y mesas redondas (que suelen ser más densas que los talleres) estaban por la mañana. Y, segundo, que hubiera dejado algún espacio en la programación para conocer experiencias de otros participantes.
Por otra parte, comentar aspectos que me resultan positivos de este tipo de eventos formativos. El hecho de organizarse a modo de “campamento” me pareció una idea muy buena y no me equivocaba. Que los participantes compartan las 24 horas del día facilita el crear buenas relaciones entre ellos. Bien es cierto que el número no era muy alto, pero con el límite que la organización planteaba (100) creo que también se habría conseguido igualmente. Además, que se propuso una dinámica de presentación en el programa para asegurarse que todos nos conociésemos y, por otra parte, una dinámica a lo largo de del fin de semana, que promovía la interacción en positivo (una vertiente del “amigo invisible” que consistía en cuidar y “dar mimos”).
También hay que tener en cuenta que no solo compartíamos momentos formativos, sino también las comidas, los descansos, los momentos lúdicos… Todo esto hace que sea una oportunidad única de conocer de manera más cercana e informal al resto de personas. Personas muy diversas que venían desde diferentes puntos de España (si mal no recuerdo, Valencia, Badajoz, Málaga, Santander, Córdoba, Jaen y Madrid eran las provincias representadas), algunos más veteranos y otros recién titulados (incluso había estudiantes); algunos en paro y otros trabajando (con diversidad de entidades también). Al fin y al cabo, se hacía muy fácil conocer y compartir inquietudes, conocimientos, experiencias… que nos enriquecían a todos y todas los allí presentes.
Este enriquecimiento, por supuesto, no fue solo profesional, sino también personal. No solamente hablabamos de nuestros trabajos o sobre temas de la profesión, sino que también hablábamos de temas más personales, de hobbys, compartíamos risas y bromas… Esto facilita que se generen ciertos lazos afectivos, promoviendo relaciones más fuertes y (posiblemente) duraderas. Y, el potencial de estas puede ser increíble, por las sinergias que pueden surgir a nivel profesional (desde proyectos a la lucha por la defensa de nuestra profesión).
Concluyendo…
Para terminar, añadir que apuesto por este tipo de eventos. Ya he dado varias razones, pero os aseguro que es mejor vivirlo que contarlo. Sobre todo, porque os aseguro que asistiendo a estos encuentros uno vuelve con las fuerzas renovadas y creyendo mucho más en el Trabajo Social. Por ello espero que este sea el primer encuentro de muchos, que se repita el próximo año. Incluso, que haya abierto el camino de una larga trayectoria. Y, porque no, que desde otros Colegios Oficiales se replique la iniciativa.