Los cuentos que se me salen por las orejas, tanto por contarlos como por escucharlos. He estado un par de semanas de parón en el blog con un buen motivo. Se dice que «en abril, aguas mil», pero para los cuentos se convierte a «en abril, cuentos mil». No podía ser de otra manera siendo el 23 de abril el Día del Libro. Y claro, parece que también se me cumplió el dicho, sobre todo estas dos últimas semanas, teniendo mi particular «Semana del Libro».
Hoy contaré como comenzó mi «Semana del Libro», hace dos semanas, (porque para mí ha durado semana y media). Han sido días de novedades, estrenos, debuts, escuchar a nuevos narradores, cierres… Vamos, días muy completos en el que el hilo conductor de casi cada día eran los cuentos.
Empezar por el miércoles 17 de abril en La Infinito. Estuve escuchando a Elia García y Julinchia con su sesión «El lado oscuro». Una sesión que se estaba estrenando, muy dinámica, con juegos en el escenario muy llamativos y con cuentos que te enganchaban desde la primera palabra. Además, las tablas de ambas narradoras se notaban. Ya había visto a Elia en otra ocasión, pero no a Julinchia (y tenía ganas). Y verlas juntas fue todo un descubrimiento.
Luego vino el sábado 20. Acudí al Café Libertad 8 a escuchar a Maisa Marbán y Anselmo Sainz estrenar su sesión «Amor, diálogos de taburete». Nunca había visto a ambos narradores y tenía especial ganas de escuchar a Anselmo, uno de los iniciadores de las sesiones en este mítico café de Madrid. Fue una sesión que me sorprendió y nos sorprendió a todos con el «Rap del amor» (no digo más, tendréis que ir a descubrirlo). Pero también por el empaste de ambas voces narrativas. La de él mucho más coloquial, ligera y rápida. La de ella, mucho más poética, rítmica y con una cadencia especial.
El domingo 21 no paró tampoco en lo que a escuchar se refiere. Me fui por la mañana al cierre del festival «Alcalá Cuenta 2013». Una contada para público familiar en una plaza, con las voces de Paula Carballeira, Maricuela, Pepe Maestro y Rodorín. Todos y todas son veteranos de la narración oral y se noto sobre el escenario. El saber hacer, el saber jugar con el público, el saber contar y transmitir desde que abrían la boca. Era imposible no quedarse prendados. En resumen, hora y media de cuentos en los que aprendí y disfruté.
La tarde no fue para menos. Me marche hasta Guadalajara para escuchar a Pep Bruno y Begoña Perera contar «En la puñetera calle». Era una sesión a las puertas del Teatro Moderno, dentro de la programación realizada por la Asociación Amigos del Moderno, con el fin de reivindicar la reapertura de este espacio de artes escénicas, uno de los pocos de la ciudad y que mucha gente tiene en buen recuerdo. Y, como cierre del día, acompañe de nuevo a Pep Bruno a una sesión para adultos (también contó Begoña) a un Café-Bar de Yebes.
Decir de Pep Bruno que no le había oído contar con público (solo en el curso de Animación a la Lectura que hice con él en noviembre del año pasado) y corroboré lo que creía. Tiene un manejo especial del público familiar a la hora de contar cuentos infantiles. Para ello mete mucha doble lectura (más con el contexto en el que contaba) y utiliza el álbum para acompañar lo que cuenta de una forma magistral. Así pues os recomiendo, con mayor motivo que os hagáis algún curso con él porque seguro que os aportará una visión muy especial y personal del contar cuentos.
Para no alargar demasiado este post (aún me queda que hablar de lo ocurrido la semana pasada) me quedo aquí. Mañana os cuento la segunda parte, así que estad atentos al feed, mi perfil en Facebook o en Twitter. Os aseguro que fue una semana igual de intensa y en la que yo pasé más a la acción.